domingo, 31 de mayo de 2020

BRING ON THE VILLAINS: LA CLAVE DE KILL BILL


The Deadly Viper Assassination Squad/Fox Force Five



James Bond siempre es el mismo. Wonder Woman, la princesa amazona de Temiscira, puede tener muchas encarnaciones, pero siempre representará una serie de valores. En la ficción, el gran elemento de variedad en los personajes icónicos son los villanos. Que se recuerde más una entrega u otra dependerá de cómo se haya logrado presentar el obstáculo que la figura heroica debe afrontar. Han pasado muchos años desde Kill Bill. Volumen 1 (2003) y Kill Bill. Volumen 2 (2004), cuarta y quinta película del, por entonces, enfant terrible de Hollywood: Quentin Tarantino. 



Tras debutar con los diálogos atípicos de Reservoir Dogs (1992) y romper todas las reglas del juego narrativo en su obra maestra, Pulp Fiction (1994), Tarantino había firmado una obra con inicio, nudo y desenlace clásico con Jackie Brown (1997), un inteligente homenaje a la blaxpoitation, pero que no tuvo toda la suerte esperada en taquilla. Tras varios vaivenes de qué hacer y en la burbuja de ser la nueva gallina de los huevos de oro en la industria, finalmente volvió del interregno para entregar dos películas que eran una carta de amor al cine wusia, el spaghetti western y cualquier referencia cinematográfica-televisiva que pudiera pensarse: desde Trono de sangre (1957) al subproducto Z más rebuscado.   



Todo comenzó en una conversación su musa, Uma Thurman en una cena. Entre ambos orquestaron la historia de La Novia, miembro de élite de un escuadrón de asesinos que sería brutalmente golpeada y dada erróneamente por muerta ante sus ex compañeros el día de su boda. Era el germen de un grupo que tienen resonancias a la galería de villanos en los cómics del Capitán América, aunque el Escuadrón Asesino Víbora Letal siempre va un paso más lejos en tomarse las cosas a pecho. 



Con el logo de Shaw Brothers y las películas de karatekas, comenzaba una batalla sin honor ni humanidad que levantaría amores y odios a partes iguales. Una Pinky Violence mezclada con el sello de fábrica de un autor que se adentró en retos como su primera gran escena de acción. Pese al ego considerable, tuvo el acierto y la humildad de contar con un especialista como Yueng Woo-ping para dar los golpes de efecto en una discoteca psicodélica donde la cámara lenta, el cine de la yakuza, los zombis de Romero y los gialli de Dario Argento se dan la mano. Con todo, igual que sucede en los grandes productos de Marvel y DC, si algo te hace entrar en ese juego metaficcional es el duelo personal entre la heroína y sus villanos. 


"La venganza nunca es una línea recta. Es un bosque y, como en un bosque, es fácil perderse... perderse y olvidar de dónde vienes"- Hattori Hanzo. 



Sonny Chiba es una estrella del celuloide en Hong Kong, cuna que ha inspirado a maestros como Martin Scorsese. Hijo de un piloto japonés, Tarantino era un gran admirador suyo gracias a las retransmisiones internacionales de un canal de Los Ángeles. Al brindarle el papel de Hattori Hanzo, le hizo reverdecer laureles y ganar un personaje icónico: el retirado forjador de katanas al que recurre Bill para sus mejores agentes y seres queridos. El hombre obligado por su honor a incumplir su promesa y volver a fabricar un arma para la mujer herida por uno de sus discípulos. 



Con una Uma Thurman en estado de gracia, su director y amigo la colocaría en algunas de las peores circunstancias posibles. Un descenso a los infiernos de una guerrera que volverá a reclamar cuentas pendientes. Lo que, en ocasiones, se olvida es que, igual que ocurre con los personajes del gran Clint Eastwood en los desiertos de Almería, es que Beatrix Kiddo, más conocida como Black Mamba, es una auténtica hija del diablo. Lo que ocurre, en otro formidable paralelismo con el pistolero, es que se mide a gente todavía más malvada o despreciable que ella.  



Tarantino ha afirmado tener dos universos. Uno es un espejo deformado de la realidad, pero está bastante próximo. El otro sería un cine derivado del anterior, absolutamente hiperbólico. Por ello, aunque haya muchas interesantes teorías al respecto, nunca pensé que fuera Jules el pianista que se hallaba en El Paso. El actor es el mismo sí, pero está claro que Beatrix no es Mia Wallace. Y en ese rico campo donde desarrollar todas sus filias y fobias, el cineasta parece haber prometido su propia Trilogía del Dólar, todavía inacabada. 




Antes que Arya Stark, ya había una dama de armas tomar con nombres que tachar de su lista. Cada una de esas piezas esconde el ingenio de su creador, un guionista que conoce a la perfección a sus personajes en su pasado, aunque apenas salgan en dos secuencias. Todos los integrantes del Escuadrón podría tener su propia trilogía. 



Un círculo de venganzas infinito. La historia de los malos frente a los malísimos. 


Dark Angel




Durante cinco temporadas y un total de 110 episodios, el misterioso Charlie Townsend mandaba peligrosas misiones a tres talentosas agentes. Los ángeles de Charlie arrancó en 1976 y es imposible no pensar que el programa fuera una gran influencia para alguien tan aficionado a ese medio como el joven Quentin Tarantino. En cierto sentido, el grupo de Bill es, simplemente, darle la vuelta a ese calcetín, además de tener un sospechoso parecido con el piloto de la serie del que hablaba la señora Wallace a Vincent Vega. Vernita Green podría haber estado perfectamente en ese show, aunque, en este caso, el personaje encarnado por Vivica A. Fox está justo en el lado contrario de la ley. 



Nadie lo diría al ver a Uma Thurman entrar en una residencia ajardinada propia de una familia americana de clase medio-alta. Lejos del aspecto de femme fatale imponente y de negro de cuando la entrevemos en El Paso, la Vernita Green que hallamos es una mujer apacible que espera en chándal hogareño el autobús escolar de su hija, la pequeña Nikki.



En apenas unos segundos, ambas mujeres se lanzan a una pelea descarnada a cuchillo. Solamente habrá un pequeño tiempo muerto cuando aparezca Nikki, algo que permite a Tarantino colocar esos diálogos cotidianos e inesperados que tan buen resultado le suelen dar. Ese interludio permite ver el intento de reconstrucción hecho por Vernita, mientras aumenta el misterio por su oponente, cuyo nombre real es cortado con un pitido para la audiencia.



De cualquier modo, incluso una caja de cereales puede ser mortífera con semejante anfitriona. El personaje de Vernita cae pronto, aunque está a apenas un centímetro de impedir la venganza. No obstante, su figura es fundamental en toda la saga y, más relevante incluso, por posibilitar una posible tercera entrega. Y es que Nikki presencia todo y la asesina de su madre le dará un plazo para pensar si, cuando sea adulta, le interesará solventar cuentas por esta tragedia. Esto conecta el film con La Maldición de la Mujer Ciega (1970) de Teruo Ishii.



Amandla Stenberg, quien interpretase a la hija de Vernita, ha manifestado que sería un sueño en aparecer en una futurible Kill Bill. Volumen 3. El propio Tarantino ha reconocido que su venganza sería tan legítima como la de su protagonista, además de dar pinceladas para poner los dientes largos de la audiencia como un posible entrenamiento a cargo de Elle Driver y financiación de su carrera de la mano de Sofia Fatale. Es muy bonito soñar, si bien el genial cineasta ha dilatado en otras ocasiones películas que habrían sido maravillosas. 


La Casa de las Hojas Azules



Kill Bill. Volumen 1 tiene un último acto tremendo, casi pareciera que cualquier gamberrada se consiente y perdona por hacer este viaje a algunos espectaculares rincones asiáticos, incluyendo los estudios cinematográficos creados en Pekín por orden de la poderosa Jiang Qing, esposa de Mao, y figura clave de la Revolución Cultural. Todo esfuerzo de Lawrence Bender por su niño prodigio parecía poco, máxime para dar relieve a O-Ren Ishii, una villana con clara inspiración en el film Lady Snowblood (1973).



De todos los miembros de la banda de Bill, O-Ren es, como los grandes generales de la Historia, la más dispuesta a tener legados y lugartenientes sobresalientes. En su caso, Gogo (Chiaki Kuriyama), una adolescente prodigio de look Battle Royale (2000). El gran talento de la muchacha es ser una asesina precoz y precisa, hasta el punto de ser la que más cercana está en la primera entrega de derrotar a la protagonista en un combate de armas sin ventajas adicionales. En uno de los pocos momentos de duda de la implacable Black Mamba, solicitará a Gogo que se mantenga al margen a no ser su lucha contra ella.



Menos poderosa, pero incluso más importante en el organigrama de esta jefa criminal es Sofie Fatale (Julie Dreyfus), abogada que juega un papel muy similar al de James Wesley en la serie de Daredevil (2015-2018) con respecto a Wilson Fisk, todopoderoso señor del hampa. Su última pieza es el general Johny Mo, excusa perfecta para que Tarantino pueda utilizar a Gordon Liu por partida doble, siendo aquí el mariscal de campo de los 88 Maníacos, un grupo yakuza con el que se rinde homenaje al antifaz utilizado por Bruce Lee en la mítica serie Green Hornet.



Aglutinar a todos esos elementos ya incrementa el interés por conocer a quien tira de los hilos. Sin importar que eso exigiese alterar el argumento original, la elegida final para caracterizarla sería Lucy Liu. Un pleno acierto porque el mestizaje de la actriz da mucho juego a su forma de entender el negocio, aparte de sus propias habilidades, siendo elogiada por el mismísimo Sonny Chiba por la elegancia de sus movimientos de katana en la frutilla del postre de la primera entrega: una pelea en la nieve bajo la Luna.



Previamente, tendremos una persecución en moto por las calles de Tokio, además de, en uno de los mejores momentos del film, la biografía de la temible O-Ren. En un flasback narrado en formato de anime, desarrollado con suma habilidad por el estudio oriental encargado de ello. La entrada de Liu a ritmo de la música y con gran manejo del travelling es uno de los momentos inolvidables de la saga.



Como las grandes villanas, tiene un punto honorable, como cuando pide disculpas a su adversaria por haber subestimado su entereza guerrera. Su última frase sería igual de icónica, al comprender que, definitivamente, sí que era una espada de Hattori Hanzo.


The Searchers



Michael Madsen no había vuelto a colaborar con Quentin Tarantino desde Reservoir Dogs. Una lástima porque siempre estuvo en el tintero la fascinante precuela de ese universo compartido con Pulp Fiction (1994) a través de una aventura de los hermanos Vincent y Vic Vega. Lejos de su trajeada y cool presencia como mafioso de neo-noir, en Kill Bill le hallaremos calzándose las botas de Budd, el más extraño del mortífero grupo de sicarios de élite.



Su gran momento es en la segunda parte, donde descubrimos que es hermano de Bill y se marchó desilusionado tras la masacre acontecida en El Paso. "Esa mujer merece venganza... y nosotros morir". Una frase de resignado estoicismo que ya fue usada en tráilers de la saga. Compartimos la duda de su pariente, quien considera que, si no acepta su ayuda, alguien capaz de acabar con los 88 maníacos (que quizás nunca fueron tantos y se pusieron el nombre porque sonaba bien) fregará el suelo con un alcoholizado vaquero que empeñó su katana de Hattori Hanzo.



Tras la orgía de acción del primer volumen, Budd, sobre todo por la serena tristeza que transmite Madsen, permite a Tarantino reflejar que es mucho más que un director violento. Se dedica escenas que parecen de transición, aunque ahondan en la triste vida cotidiana del vaquero. Gorila en un antro de baja estofa, con compañeras de trabajo y un jefe que le desprecian. Casi parece que el inminente golpe de La Novia será hacerle un favor. Y por eso la siguiente escena es tan impactante.



El anzuelo y tirar de él. Un disparo entre los pechos y dejar a la atacante invencible a su merced. Igual que la audiencia, justo como Tarantino quiere, subestimamos a Budd. Ese simple golpe, rápido y eficaz sirve para revelarlo como un tipo peligrosísimo. Y es que su frase de sentencia tenía continuación. Cuando afirma a Bill que merecen morir por sus actos, señala que Black Mamba también.



Sus amenazas escalofriantes ante una indefensa Beatrix son mucho más violentas que cualquier golpe real en esta aventura tan comiquera. Aquí se refleja su odio por haberle roto el corazón al hombre que le hizo su mejor presente: "Para mi hermano Budd, el único hombre que he amado", es la dedicatoria de Bill grabada sobre el acero de Hanzo. Su mentira de decir que la vendió es un momento clave que causará la derrota de la siguiente pieza del rompecabezas de villanos.


Bad as I Wanna Be: Elle Driver



Si hay algo que avala el talento ecléctico de Quentin Tarantino es coger una película como They Call Her One Eye (1973) y sacar de allí a una antagonista de la talla de Elle Driver. Si Conan el Bárbaro tiene a Thoth-Amón, Black Mamba halla a su reverso del espejo en esta dama de métodos expeditivos. Mientras que la asesina favorita de Bill es la elegancia y el perfeccionismo, su gran rival para desbancarla en la banda es una implacable luchadora que no tiene reparo en aplicar ninguna trampa para lograr sus propósitos.



Presencia poderosa desde su aparición en la mítica Blade Runner (1982), Daryl Hannah tienes unas cualidades bastante únicas para el género. Álex de la Iglesia ha conseguido algo parecido con Carolina Bang en sus últimos papeles, pero Hannah esta incluso un punto por encima en esa extraña alquimia de transmitir fuerza, peligro y fortaleza sin renunciar a la seducción. Con la música del maestro Bernard Hermann, el cineasta la presenta en todo su esplendor mediante su forma de calzarse las medias blanca de enfermera y su parche de la Cruz Roja para acabar el trabajo con la comatosa Novia.



Mientras que Liu era la elegancia, Chiba se fascinaba por la intensidad de la mirada de esta samurái oscura. La división de pantalla entre ella y su Némesis lleva a un vínculo que solamente puede terminar en un pulso de katanas donde se perfecciona el fino arte de Sergio Leone para el duelo. Ambas discípulas del terrible Pai Mei, sería Elle Driver quien acabaría con maestro al hartarse de su cruel tutelaje (llegó a arrancarle uno de sus ojos por su insolencia) al envenenar sus cabezas de pescado.



Apodada también Mountain Snake, es, indudablemente, una de las mejores actuaciones de Hannah quien logra una malvada a la que encanta odiar. Desmontando lo esperable, Kill Bill. Volumen 2 nos trae el choque entre ambas justo en el núcleo de la cinta en lugar del tercer acto, con guiños a La batalla de los simios gigantes (1966). Elle es el reflejo oscuro y con golpes bajos, lo cual hace su vínculo algo muy especial. Curiosamente, pese a odiarla a muerte y haber querido darle la dosis de gracia en el hospital, tampoco dudará en afirmar a Budd que su oponente es la mejor guerra que ha conocido.



Cegada por completo en una caravana con serpiente incluida, da esperanzas esa enigmática interrogación con la que el nombre de Elle Driver aparece en los créditos finales. La Historia confirma la existencia de samuráis invidentes. Eso y la promesa de que la hija de Vernita Green aprenda de ella los trucos subterráneos que pudieran llevar a la joven a tomarse la revancha. No fear of snakes


Superman y Beatrix



Si hay algo que se debe agradecer a esta saga orquestada por Tarantino, fue el retorno a los focos de David Carradine, antigua estrella televisiva por su papel en Kung Fu. Su papel como Bill es un claro homenaje del director a potenciar sus virtudes, especialmente su magnífico torrente de voz. El líder de una despiadada organización de asesinos que no deja de poder ser interesante o incluso entrañable en el proceso. Con todo, la cautela con él debe ser máxima, puesto que es el alumno aventajado de Esteban Vihaio (pretexto de Tarantino para dar dos papeles a su admirado Michael Parks), otro hombre afable que puede ser cruelmente expeditivo y machista sádico en apenas un parpadeo. 



En un principio, fue un papel para Warren Beatty hasta que el retraso provocado por el embarazo de Uma Thurman le hizo no seguir tras el interludio. También fue cortejado Kevin Costner, quien también sería barajado para ser Big Daddy en Django Desencadenado. No obstante, Carradine se convirtió en justo lo que necesitaban. El sonido de una flauta inconfundible que brinda algunos de los momentos más líricos que ha rodado un cineasta que tiene asimismo su corazoncito.



Inolvidable en El Paso , contando historias a Beatrix bajo la luz de la hoguera o hablando con Elle Driver por teléfono, Bill es el gancho. Como todos los integrantes de esta saga cuando te tiene ganado, es capaz de meterte una bala entre ceja y ceja. Estamos ante una familia disfuncional de criminales cuyo concepto de perder los nervios puede ser organizar una masacre. Lo mismo es todo ternura con la mutilada Sofie o el padre ejemplar que explica a su hija lo que es la muerte a través de lo que le ha sucedido al pez de pequeña, pero, en última instancia, es El Viejo de la Montaña, el líder de una secta de Hassassins.



En uno de los momentos más freak y deliciosos de la saga, bebiendo de una fuente como Jules Feiffer, regala un monólogo sobre lo que significaba Superman y su vínculo con Beatrix que es particularmente inolvidable. La grandeza del asunto es que Tarantino siempre termina hablando de lo que él quiere y le apasiona, aunque sea en una inverosímil trama de culebrón donde sus piezas son mortíferas armas de destrucción masiva. Además de darle una debilidad por las rubias que se remonta a Lana Turner y le hermana con el maestro Alfred Hitchcock. De hecho, durante esos cuatro años, ¿no intenta hacer como James Stewart en Vértigo (1958) y convertir a Elle Driver en su antiguo amor?



Al más puro estilo spaghetti western, el director le da la muerte soñada para todo gran villano, con música del maestro Morricone y una escena para lucimiento conjunto del combo Carradine-Thurman. El final de un disparate, una montaña rusa, pero que, sin embargo, cada vez que se vuelve a ver ofrecer algún detalle que se había pasado por alto inicialmente. El lobo solitario y su cachorro (1972) ondea en el horizonte de esta espadachina con renovados instintos maternales.



Hay cuentas pendientes. Queremos saber más de la hermana de Gogo y ese combate que acabó con el peculiar vehículo que llevaba por entonces Black Bamba. También conocer cómo emplea Sofia Fatale los dividendos de Bill. Y, sobre toda las cosas, ver a Nikki tomar su aprendizaje para cerrar el vínculo entre otra madre e hija.



BIBLIOGRAFÍA: 



- ALFONSO, R., El samuráis cool, T&B, Madrid, 2013, pp. 131-148.



- CORRAL, J. M., Quentin Tarantino: Glorioso bastardo, Dolmen, Palma de Mallorca, 2013, pp. 114-152.



- PICATOSTE VERDEJO, J., El efecto Tarantino: Su cine y la cultura pop, Look, Barcelona, 2019, pp. 48-59.



ENLACES DE INTERÉS: 



Budd, un personaggio tragico. Parte 1. (Kill Bill – Quentin Tarantino) [Autor: Aniello Troiano]



Budd, un personaggio tragico. Parte 2. (Kill Bill – Quentin Tarantino) [Autor: Aniello Troiano]



Budd, un personaggio tragico. Parte 3. (Kill Bill – Quentin Tarantino) [Autor: Aniello Troiano]



FOTOGRAFÍAS EXTRAÍDAS DE LOS SIGUIENTES ENLACES: 



https://villains.fandom.com/wiki/Deadly_Viper_Assassination_Squad [Propiedad de la fotografía: Villains Wiki] [Consultado el 31/05/2020]



https://ficquotes.com/vernita-green-kill-bill-vol-1-2003-character-quotes/ [Propiedad de la imagen: Ficquotes] [Consultado el 30/05/2020]



https://www.pinterest.es/pin/507569820476068016/ [Propiedad de la imagen: IMDb] [Consultada el 30/05/2020]



http://fercereto.blogspot.com/2015/07/las-viboras.html [Propiedad de la imagen: Blog Opinando de todo un poco...] [Consultada el 31/05/2020]



https://www.pinterest.es/pin/335377503483862022/ [Propiedad de la fotografía: Pinterest] [Consultada el 31/05/2020]



https://aniellotroiano.com/2014/09/26/saggio-budd-parte-1-kill-bill/ [Propiedad de la fotografía: Aniello Troiano] [Consultado el 30/05/2020]



https://www.pinterest.es/pin/12244230207498685/ [Propiedad de la imagen: BuzzFeed] [Consultada el 30/05/2020]



http://www.sensacine.com/actores/actor-10328/fotos/detalle/?cmediafile=18377888 [Propiedad de la fotografía: TFM Distribution] [Consultado el 31/05/2020]

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