domingo, 8 de diciembre de 2019

EL LEGADO DE SCORSESE


Es el último maestro de la vieja escuela. Una que ha dejado momentos imborrables en el cine negro. Ese género fantástico cuando se hace bien e inverosímil si no logra enganchar. Durante décadas, Martin Scorsese ha honrado al séptimo arte con su talento. Si vas a contar historias, hazlo sobre aquellos temas que conoces. Y chico italo-americano que empezó de monaguillo se fijó con sensibilidad en las historias más terribles de las calles en los barrios más duros. El resultado es por toda persona conocido: aquel director de cabellos planteados sería uno de los nuestros en las carteleras de todo el globo. 



El Irlandés supone una mezcla de los viejo y lo nuevo en su filmografía. Desde la cuestión de utilizar el CGI para utilizar a intérpretes icónicos (Al Pacino, Joe Pesci, Robert De Niro...) hasta considerar que en vez de las grandes salas de proyección haya salido directamente a Netflix. La trama de sindicalistas y corrupción que arroja el veterano artista es un repaso sin florituras a los entresijos de la cultura estadounidense más reciente. 



De forma acentuada, están todas las virtudes y alguno de los defectos (incluso las obras maestras los tienen) que caracterizan a un tipo excesivo. El metraje de tres horas y media casi parece una cuestión de otro tiempo, un edificio monumental y reposado. En honor a la verdad, las caracterizaciones son tan buenas y el desempeño actoral tan sobresaliente que una persona se sumerge sin aburrimiento en todo el asunto. Pero hay reiteraciones en cuestiones que ya sabemos desde Casino, Uno de los nuestros, Toro salvaje, Taxi Driver... 


Pasando por alto el hecho evidente de que Al Pacino y De Niro están fantásticos, sería de justicia poner los focos en Joe Pesci, maravilloso artista que llevaba relativo tiempo en silencio. Su Russell Bufalino es una delicia, un capo verdadero, alguien tan poderoso que puede permitirse aparentar sencillez. Pocos tipos dicen tanto sin hablar como este señor bajito que tiene un poder de convicción ante la cámara por el que muchos otros suspirarían.



Sobre la restauración digital, es un desempeño curioso, aunque El Padrino II sería un exponente fácil de que no hay problema en buscar versiones juveniles de los iconos en los flahbacks. Sea como fuere, el casting a prueba de bomba incluye nombres como Jesse Plemons o Stephen Graham (inolvidable en Boardwalk Empire), tipos con presencia y singularidad suficiente para ser memorables en apenas un par de escenas.



Incluso un caballero como Harvey Keitel vuelve a la palestra para seguir a las órdenes de Scorsese una vez más. Probablemente, por la percepción de estar ante el último hurra. No porque al veterano cineasta le falten ideas o talento a estas alturas de su vida. Simplemente, aquí parece haber volcado un testamento sobre el universo que le ha hecho grande.


Críticas certeras y previas han afirmado que estamos ante un recurso propio de la icónica El hombre que mató a Liberty Valance. Es decir, John Ford fue el dios del western y se permitió enterrar a sus héroes. A través del polémico asunto de Jimmy Hoffa, Scorsese se despide de sus "buenos muchachos", recordando el horror tras un fenómeno social y violento que ha tenido siempre un aura de adoración desde la barrera en la que él mismo ha participado involuntariamente con su don para narrar sus desventuras.



Aquí los analiza sin piedad y mostrándolos tan crepusculares como a cualquiera. Es el momento de sopitas, problemas de salud, jugar a la petanca y vivir de contar batallitas. Pocas formas habrá más sencillas de desmitificar que a través del personaje de De Niro, alguien capaz de cruzar todos los Rubicones morales que se le presenten, rompiendo incluso los lazos más sagrados.



No hay honor al final de un drama con tintes shaskepirianos.



FOTOGRAFÍAS EXTRAÍDAS DE LOS SIGUIENTES ENLACES:



https://www.esquire.com/es/actualidad/cine/a29285435/el-irlandes-critica-martin-scorsese-netflix/



http://mouse.latercera.com/the-irishman-aprobacion-perfecta-rotten-tomatoes/



https://www.wsj.com/articles/the-irishman-review-greatfellas-11572554001

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