domingo, 29 de diciembre de 2019

COLORÍN COLORADO (PARTE I DE II)


Es un nombre asociado a lo mejor que puede ofrecer la animación para todas las edades en televisión. Sin embargo, asumir una simbiosis total de Matt Groening con Los Simpson es un ejercicio arriesgado. La fiebre provocada por la familia amarilla fue el resultado de un esfuerzo colectivo de algunas de las mejores mentes para los guiones del pasado siglo. De cualquier modo, resultaba normal que la noticia de que Groening volvía con un producto nuevo, titulado (Des) encanto, generase una expectación máxima en las redes sociales. 



A poco de su estreno en la plataforma Netflix, incluso sin casi tiempo a ver más de un capítulo, ya había opiniones tajantes al respecto. Desde que era la mayor decepción del cosmos tras el final de Lost a convertirla en serie de culto. En una época donde la proliferación de series en la parrilla televisiva no admite prisioneros, plantearse verla con calma y con matices parecía fuera de lugar. Se ha perdido la paciencia para entender que si una princesa, un elfo y un demonio deben convivir, primero hay que hacer un piloto de presentación. 



Con todo, podría decirse que el arranque es menos impactante que la revolucionaria Futurama, creada por David X. Cohen y el propio Groening, una serie que hoy tiene ya ribetes merecidos como programa de culto. Sea como fuere, tal el truco para pasarlo muy bien con las andanzas de Tiabeanie y su círculo es recordar que las comparaciones son odiosas y que el show no tiene culpa de herencias pasadas que pueden ser tan pesadas como la corona que ciñe el malhumorado rey Zog, el preocupado progenitor de una princesa poco Disney, más preocupada por las francachelas y hundir la reputación de su linaje en Utopía que de otra cosa. 


En diez episodios, la primera temporada trae una divertida sátira que desmitifica todo el proceso de los cuentos infantiles, desde Hansel y Gretel hasta las leyendas sobre hermosas reinas convertidas en piedra por maldiciones. Buena parte de las situaciones vienen desencadenadas por un triunvirato que no desentonaría en un cuento de Tolkien: una princesa que quiere escapar de encorsetamientos, un diablillo con propósitos poco claros y un inocentón elfo que viene de un edulcorado rincón del mundo. 



Los tradicionales relatos de los hermanos Grimm o recientes éxitos de la talla de Juego de Tronos son referenciados, recordando en muchos compases a la película El juego de Bender (2008). Un mundo medieval con tonos mágicos y lances caballerescos del que se puede disfrutar sin problema en caso de haber bebido de esa fantasía heroica, si bien esa misma precisión puede alejarla de audiencias que no tengan simpatía por dicho género.  



Brian Pratchett aporta un punto muy interesante cuando afirma que (Des) encanto se mueve muy cómoda cuando es una serie mágica e irónica que puede explorar distintas localizaciones a su antojo, si bien, a veces, comete retrocesos para re-adaptarse al modelo clásico de la sitcom. Con todo, ese último punto es también muchas veces su ancla de salvación, puesto que da una emotividad y relaciones personales a sus personajes que la evitan caer en personalidades de retablo sin otra función que la cómica. 


Sirva como muestra de ello "La tierna furia del amor", capítulo que bebe del clásico equívoco que hemos visto mil veces en shows como Friends o Cómo conocí a vuestra madre. Elfo, prendado de Tiabeanie desde que la conoció, intenta enmascarar sus sentimientos inventándose la relación con una giganta de las montañas que llevará a una alocada búsqueda de la misma. Es decir, la intención de mezclar ambos universos no es tan descabellada como parece y, cuando lo logra, consigue unas cotas de calidad francamente altas. 



Otra cuestión será el tema del metraje. Y es que llama la atención por qué llega a tener episodios bastante extensos cuando Futurama o Los Simpson han demostrado que se puede contar mucho en el formato de apenas veinte minutos. Ciertamente, ta vez a su equipo de guionistas le beneficiase la capacidad de síntesis que exige ese ejercicio para ir más al tuétano de las aventuras y no perderse en los vericuetos del castillo. 



Y es que el talento que atesora siempre está visible. Por ejemplo, "Embajadora en una ciénaga" vuelve a acoplar con maestría un típico de las comedias familiares en un marco digno de Harry Potter. La princesa intenta ganarse la confianza de su padre ejerciendo como diplomática en Dankmire, tierra natal de su madrastra, incluyendo el acudir a una obra teatral escolar que no tiene desperdicio. 



Stuart Heritage avisaba a navegantes que los proyectos de los equipos de Groening necesitan su tiempo para arrancar. Quizás un pequeño peaje que a varia personas resulte intolerable en una coyuntura de inmediatez. De cualquier modo, los ingredientes de la poción de (Des) encanto prometen mucho para quienes permanezcan atentos a qué trucos guarda bajo la chistera. 



ENLACES DE INTERÉS:



Opinión de Stuart Heritage sobre (Des) encanto



FOTOGRAFÍAS EXTRAÍDAS DE LOS SIGUIENTES ENLACES:



https://www.imdb.com/title/tt6561570/mediaviewer/rm3019798528



https://www.imdb.com/title/tt7177782/mediaviewer/rm2118875904



https://www.postbulletin.com/test/new-series-from-simpsons-creator-matt-groening-falls-flat/article_6015c666-a541-11e8-b3b3-9b336221b2d8.html

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