domingo, 30 de septiembre de 2018

MEETING BLACK MIRROR: HANG THE DJ


Está plagada de paradojas. La cuarta temporada de la prestigiosa Black Mirror supone un conglomerado de capítulos de calidad heterogénea, desde ideas originales a otras que parecen refritos de cosas que hemos visto anteriormente. No obstante, cuando echemos la vista atrás es muy probable que haya un título que venga primero a la cabeza sobre el resto: Hang the DJ. La joya de la corona que llegaba en un momento donde muchos discutían si era precisa una quinta entrega o era mejor que el show ideado por Charlie Brooker. 



La premisa no podría ser más oportuna en estos tiempos que corren. En la era de Tinder, plantear un futuro cercano donde hay una aplicación que ha perfeccionado al máximo la búsqueda de la pareja ideal parece agua de mayo. De hecho, el porcentaje de acierto es tan alto que la mayoría de la ciudadanía ha aceptado la regla del juego, incluso permitiendo al programa determinar la duración de sus ligues hasta que reciban seleccionada a su compañero/a para toda la vida. Se acabaron incómodas primeras citas, decepciones y largos procesos de divorcio. 



Timothy Van Patten dirige con mano maestra para crear una atmósfera donde todo parece estar en orden pero recordamos mucho la obra de George Orwell. El libre albedrío se ha perdido, aunque es cierto que en aras de la eficacia. En ese cajón de sastre y guía asistida para encontrar al alma gemela nuestra cámara se detiene en las figuras de Amy (Georgina Campbell) y Frank (Joe Cole). Dos jóvenes a quienes el programa apenas da unas horas de encuentro para conocerse, donde ambos, pese a notar química, deciden no pasar a tener relaciones sexuales esa noche. 


La apuesta de casting da un resultado magnífico. Campbell y Cole cuajan dos personajes muy humanos, creíbles y con los que resulta sumamente fácil empatizar. El argumento de Brooker se da cuenta de ello y traza con un sabor agridulce la vida paralela de los dos tras el fugaz encuentro. Cada uno de ellos pasa por diferentes trances amorosos, empezando a hartarse del constante baile al capricho del contador. 



De cualquier modo, quizás en la máquina haya un método detrás de la locura, puesto que volverá a pactarse un nuevo encuentro. Entonces el guión da un excelente giro que permite a esta historia elevarse, puesto que no solamente es la gracia de imaginar un invento que podría darse en pocos años, vemos cómo afectaría a nuestros sentimientos en el caso de surgir. Así, Amy y Frank determinan hacer un curioso pacto: no mirarán la fecha de caducidad que se le dé a su noviazgo de prueba, intentando disfrutar hasta que suene el contador. Un toque de riesgo que le da un aliciente a su vida juntos, confirmando el feeling que tuvieron en su efímera primera noche. 



Por sus particulares características, Black Mirror suele plantear un tono bastante frío, casi deshumanizado. Aquí el equipo artístico demuestra un gran eclecticismo para contarnos una historia de forma más tierna de lo habitual pero sin caer en la ñoñería. Acostumbrados a las comedias románticas de usar y tirar en cartelera, es un verdadero placer como público volver a percibir interés por la andanza de una pareja y ver el reflejo de sus anhelos-miedos. 


ADVERTENCIA SPOILER (A partir de aquí la reseña revela algunos elementos fundamentales de la trama. Se recomienda no leerla hasta haber visto el episodio al completo):



Colocado el anzuelo de una historia atractiva, aderezada con unos protagonistas carismáticos y que se refuerzan cuando están juntos en pantalla, la única duda posible es si Hang the DJ será capaz de ponerle un lacito a la altura del regalo. Brooker lo logra con algo más que buen hacer, de hecho, se atreve a desafiar la propia lógica de su show, dando un hilo de esperanza más importante del que suele tener el tono sombrío de su creación. 



Amy y Frank deciden fugarse de la ciudad ante la decisión del programa de separarlos definitivamente. Se podría intuir desde el burladero que habrá una trágica muerte a lo Romeo y Julieta en un futuro tenebroso donde ya no hay sitio para idealismos románticos. Pero resulta que, irónicamente, ese es justo el acierto benevolente del programa, capaz de reproducir simulaciones donde dos personas sienten su conexión tan profunda que son capaces de desafiar sus dictados. Black Mirror se atreve a desafiar sus mandamientos y admite que puede haber tecnología beneficiosa para estas lides. 



El cierre es el mundo real, donde apenas habrán pasado unos minutos. Allí presenciamos a la joven pareja, la cual se ve en realidad por primera vez... Un capítulo con muchísimo encanto y hecho con un toque que a un tal Billy Wilder le habría gustado. El reflejo más inteligente y blanco del espejo. 



FOTOGRAFÍAS EXTRAÍDAS DE LOS SIGUIENTES ENLACES:



-http://loud.cl/68548/basta-o-queremos-mas-netflix-confirma-quinta-temporada-para-black-mirror



-https://www.imdb.com/title/tt5710978/mediaviewer/rm1872318976



-http://vertele.eldiario.es/noticias/Hang-DJ-Black-Mirror-Tinder_0_1979502049.html

domingo, 23 de septiembre de 2018

RUNNING WITH THE DEVIL


Conocimos a Wilson Fisk pisando fuerte. Por aquel entonces, Stan Lee y John Romita no habían decidido ni siquiera su verdadera identidad civil. Únicamente observábamos en las páginas de Spiderman a un colosal hampón de apariencia tan oronda como musculosa, capaz de entrar en el combate cuerpo a cuerpo frente a los prodigios de Marvel. Todos los bajos fondos le conocían como Kinping, un rey del crimen respetado y temido. Eso ya bastó para colocar al señor Fisk como uno de los grandes villanos de la Casa de las Ideas. Sin embargo, décadas después llegaría Frank Miller para mejorar más el asunto, colocando al bueno de Wilson en otro plano. 



La cabeza pensante de esa obra maestra que es Born Again (ver reseña) decidió que sus exhibiciones de fuerza serían esporádicas y únicamente en momentos concretos para reafirmar su autoridad. De la mano de Miller llegó una criatura maquiavélica, alguien capaz de tirar los hilos, corromper voluntades y permanecer impune. Eso lo convirtió en alguien todavía más peligroso y creció su popularidad en la comunidad lectora. La interpretación de Vincent D´Onofrio de la Némesis de Daredevil en la serie de Netflix ha sido vital cara a acercarlo a una nueva generación de público. 



Matthew Rosenberg aprovecha la oportunidad de los últimos acontecimientos con el personaje, carrera pública incluida, para sumergirnos en un Wilson Fisk que se ha decidido a autorizar su biografía para que la ciudadanía de New York pueda conocerle mejor. Sorprende su elección de escritora, puesto que hace una generosa oferta a Sarah Dewy, una excelente investigadora de conflictos internacionales que ahora se encuentra refugiada en las crónicas de boxeo. 


Llevar como uno de los elementos de la trama el papel del cuadrilátero ya refleja la inteligencia del guión. Con un toque noir, la vida de Fisk y su rival Murdock han estado muy ligadas a ese deporte que combina nobleza y salvajismo a partes iguales. Ben Torres comprende perfectamente lo que busca el creador y narra con ambigüedad las sombras de un mal que presenta grises. Llegamos a dudar sobre las verdaderas intenciones de este ambicioso y astuto corruptor que parece enamorado de una ciudad a la que quiere hacer mejor a cualquier precio. 



Estamos asimismo ante un cómic Marvel atípico. No hay grandes peleas aunque antiguos asociados y rivales de Kinping (Lápida, Cabeza de Martillo, etc.) acudirán con malas formas a la reportera para ver qué hay de realidad en esa supuesta reforma del viejo león. Atentos a la sutileza de cada viñeta, Fisk va a intentar encandilar Dewy para conseguir el mejor texto posible, pero también nos va a llevar a su terreno como público, incluso contándonos intimidades sobre su relación con su difunta esposa. 



Jordan Boyd es la persona responsable de dar colorido al asunto, resultando una tarea ardua y muy bien ejecutada. Lo luminoso de las fiestas y el tren de vida del "hombre de negocios" contrasta con lo turbio y la suciedad de los callejones donde activa realmente las bases de su gran imperio. Un universo donde todo tiene un precio, ese tablero de Monopoly donde él tiene los dados. 


A pesar de las apariencias, estamos ante una historia adulta y con un fuerte pesimismo que lo inunda todo. La inesperada pareja que forman escritora y figura pública nos llevará a ver cuáles son las reglas que no pueden saltarse. Todo tiene un propósito en los pasos de Kinping, nada es gratis y él es quien tiene más crédito que nadie. Dewy deberá, como diría el oráculo de Delfos, conocerse a sí misma si quiere sobrevivir a este encuentro. 



Hay una escena magistralmente narrada y escrita con delicadeza que es el encuentro con un atracador toxicómano en Central Park. Rosenberg juega con nosotros cual gran maestro para que Fisk dé la respuesta totalmente contraria a lo que esperaríamos del feroz Kinping: razonada, civilizada, lógica y protectora. Pero atentos a la magistral resolución que tendrá el asunto, ese recordatorio de qué es lo que quiere que vemos este viejo diablo. 



Queda tiempo. Pero estos primeros pasos nos acercan a un Wilson Fisk que parece explicarnos en una todas las facetas y personalidades que ha tenido el rey del crimen marvelita durante décadas. Y lo mejor es que no lo hace solo, queremos saber más de Sarah Dewy y ese viaje que ha iniciado. ¿Descubrirán de que vale ganar el mundo si al final pierde su alma o, a fin de cuentas, todo tiene un precio? 



FOTOGRAFÍAS EXTRAÍDAS DE LOS SIGUIENTES ENLACES: 









-http://marvel.wikia.com/wiki/Kingpin_Vol_2_4

domingo, 16 de septiembre de 2018

EL TRAGALUZ


Hoy impacta. En su momento, fue una verdadera bomba de relojería. Desde su gestación, los escenarios teatrales han inquietado a los sistemas, alterado las normas sociales y generado cejas arqueadas por la corrección política. Cuando Antonio Buero Vallejo estrenaba El tragaluz, diseñaba una ratonera donde personajes muy terrenales iban a sacar sus anhelos, miserias y dudas delante de un público que, como sucedía desde hacía años, estaba siempre obligado a barrer por debajo de la alfombra en materia de recuerdos. 



Inspirándose en el relato bíblico de Caín y Abel, la historia centra su tensión dramática en las relaciones de dos hermanos; Vicente y Mario. Cada uno de ellos habría recorrido caminos diferentes a partir de la guerra civil española (1936-1939), teniendo como único punto de encuentro las visitas a sus padres. Vicente sería el exponente del triunfo individualista, mientras que el segundo ejemplificaría la facción derrotada. 



A pesar del talento de su prosa e ingeniosas puestas en escena, Vallejo pagó un fuerte peaje por ese adelantarse a su tiempo. La Historia le haría justicia pero habría de dar cobro de las penalidades de tocar tabúes. Una familia encerrada en una modesta vivienda de Madrid serviría de metáfora para el sentimiento de todo un país. 



Irónicamente, la novedosa forma de reconstruir la peripecia familiar, mediante la utilización de Él y Ella, dos investigadores de un futuro remoto, tal vez sea lo que peor ha envejecido de esta obra maestra. En ocasiones, subrayan bastante lo obvio y hacen una especie de voz de la conciencia que un texto tan bien escrito no necesitaba en lo absoluto. 



También puede entenderse que era otro recurso más para esquivar a la celosa censura, aquella que tenía sus cartas marcadas con él desde que Historia de una escalera le valió el interés del mundo artístico y la suspicacia de quienes recordaban su procedencia. El tono neutro de estos dos inspectores del futuro permite a este relato de cicatrices colocarse en un plano más frío. 



Luis Iglesias Feijoo, uno de los mejores analistas de la obra que nos ocupa, ha subrayado la peculiar estructura temporal y forma de secuenciar una tragedia que escapa las propias fronteras para alcanzar la universalidad. En un siglo XX que vivió el cainita proceso, dos guerras mundiales y largas dictaduras, una pregunta asola a los investigadores, una que compartiría ese público que se vio agitado en su conciencia por Vallejo. 



Dos elementos pivotan alrededor de los dos hermanos: sus progenitores y Encarna, una mujer que va a marcar un nuevo punto de inflexión en la tensa unión fraternal. Los dos terminan proyectándose en un espejo mutua que les incomoda, sabedores de que están ante otra persona a la que no pueden engañar, porque les conoce de verdad, arrancando en el famoso incidente del tren, un recuerdo ahogado por toda la familia. 



No tiene nada de extraño que un lírico tan sagaz como Sabina haya afirmado que Vallejo es una de sus referencias obligatorias. Pongamos que hablamos de Madrid, esa gran cantidad de sombras que se proyectan en el sótano dejan la sensación de gran urbe abarrotada pero donde no queda sitio para nadie. 



Una pieza imprescindible. El recordatorio de que nunca podremos cicatrizar en el olvido o ignorando la herida pensando que desaparecerá sola y sin infectarse. La cultura como mejor medicina. 



BIBLIOGRAFÍA Y ENLACES DE INTERÉS:



- BUERO VALLEJO, A., El tragaluz, Austral, Madrid, 2012.



FOTOGRAFÍAS EXTRAÍDAS DE LOS SIGUIENTES ENLACES:



-https://www.casadellibro.com/libro-el-tragaluz/9788467033366/1799648



-https://www.todocoleccion.net/coleccionismo-revistas-periodicos/ano-1968-historia-ejercito-espanol-teatro-tragaluz-buero-vallejo-cine-jeane-fonda-actriz~x56586486



-http://barricadaletrahispanic.blogspot.com/2011/09/el-tragaluz-antonio-buero-vallejo.html

domingo, 9 de septiembre de 2018

YO, TONYA



"Me encanta mi trabajo, aunque salga a la pista a hacer cosas que los demás no quieren hacer"-Dennis Rodman. 



En muchos sentidos, fue una pionera. Rock and roll en un establecimiento donde solamente estaba permitido escuchar El lago de los cisnes. Una samurái con katana en un deporte donde los miembros del jurado querían a princesas Disney norteamericanas en monopolio. La historia de Tonya Harding merecía una película, aunque no podía hacerse de la manera tradicional. Todo eso queda claro en los primeros minutos de Yo, Tonya (2017), un film narrado de una forma muy personal por Craig Gillespie, el auge y caída de una patinadora que rompió los moldes de lo políticamente correcto. 



Sin embargo, la cuestión deportiva no deja de ser el gran pretexto para una experiencia que habla de muchas cosas. Hay algo atractivo en esta historia, un poder que lleva a una actriz como Margot Robbie a animarse a embarcarse en el proyecto y hasta producirlo. Nadie mejor que ella para encarnar a un talento precoz surgido en el ambiente más adverso posible, alguien que fue capaz de llevar su disciplina a otro nivel con un triple salto en 1991 cuando eso parecía imposible. Después de ser toda una aparición en El lobo de Wall Street (2013), probablemente este papel, una especie de Harley Quinn criada en un entorno propio de una cinta de los hermanos Coen, marca una nueva etapa en su carrera. 



Salpicada de la controversia, hay gran cantidad de entrevistas acerca de la compleja red familiar de parientes y allegados a la patinadora. El guión de Steven Rogers hace una apuesta atrevida y de riesgo. Todo es estructurado como una especie de gran documental coral. Tenemos varias voces narrando y, según quien tenga en ese momento el mando, veremos los acontecimientos de una forma u otra. La verdad es difusa ante unas personalidades tan extremas como las que componen esta tragicomedia. 


"Todas las familias dichosas se parecen, pero las infelices lo son cada una a su manera"-Tolstói, Ana Karénina



Eso queda muy claro a través de una figura trascendental, la madre de la protagonista. Alison Janney ha cosechado merecidos laureles por su forma de darle vida, componiendo un personaje poderoso y bastante oscuro, una progenitora empeñada en explotar el talento de su retoña de una forma despiadada. El reverso siniestro del sueño americano, la cultura de ser winner o loser sin solución de continuidad o término medio. Si en la infancia se forma una parte crucial de la personalidad, no cabe duda de que esa tutela explica muchas cosas que ocurrieron después. 



Otras aguas turbulentas son las consecuencias de su emparejamiento y posterior matrimonio de Tonya con Jeff (Sebastian Stan). Es aquí donde Gillespie se ve obligado a multiplicar los caminos. Las mutuas acusaciones entre ellos son el perfecto exponente de una relación tóxica. Stan y Robbie logran transmitir ese círculo vicioso con escenas que llegan a ser realmente desagradables y donde se terminaría llegando al famoso "incidente". 



Una de las piezas claves es el peculiar "guardaespaldas" de la patinadora, Shawn (un excelente Paul Walter Hauser), quien logró el puesto por su amistad con Jeff. Como curiosidad, mantengan la atención en los títulos de crédito para ver las imágenes de los personajes reales, mostrando lo minucioso de todo el proceso de reconstrucción. Para las escenas de patinaje hay un mérito enorme cara al equipo de especialistas y las dobles de Margot Robbie. 



Sin desvelar excesivos aspectos de la trama, decir que se producirá un crimen tan pobremente ejecutado y con tan pocas luces que encajaría perfectamente en cualquier temporada de Fargo. Un tratado sobre el absurdo y la estupidez que da visos de verosimilitud a la explosiva puesta en escena. Con tantos frentes abiertos (carrera deportiva, biografía azarosa, polémica, etc.) era fácil que el biopic descuidase alguna cuestión, si bien todo está sanamente equilibrado. 



Los aderezamientos de Yo, Tonya están eficazmente empleados, sobresaliendo una banda sonora heterogénea y lo suficientemente retro para garantizarse un amplio espectro de público favorable a su causa. La estética apuesta por un eclecticismo entre elementos clásico y un tono gamberro que resulta imprescindible para un proyecto de estas características. 



Bastaría eso para atraernos a la sala de cine. De cualquier modo, hay bastante más. Una sátira moraleja sobre el efecto de los medios sensacionalistas y los canales de 24 horas con noticieros (guiño al caso OJ Simpson incluido), además, en palabras de la propia protagonista, esa necesidad tan humana de tener alguien a quien idolatrar... y odiar. 



FOTOGRAFÍAS EXTRAÍDAS DE LOS SIGUIENTES ENLACES:



-https://ew.com/movies/2017/12/06/i-tonya-margot-robbie-tonya-harding-media-villain/



-https://www.itonyamovie.com/



-http://www.tiketa.lt/LT/as_esu_tonia_18200

domingo, 2 de septiembre de 2018

ROMA IN UN GIORNO (PARTE VII DE VII)


From marble to flesh



Una de las ventajas logísticas de Nápoles es su proximidad a Roma. Imaginen que, tras haber disfrutado de tierras napolitanas, se dan el capricho de coger un tren con un trayecto de poco más de una hora que les lleve a la Ciudad Eterna. Se dan un día de margen para el vuelo de regreso vía Fiumicino. ¿Qué hacer en una jornada de 24 horas en la capital italiana? Realmente, el abanico de opciones es tan amplio que puede llegar a abrumar. Hoy, en el blog aprovechamos la hipótesis para plantear una alternativa un poco más pausada que el ritmo frenético que cualquier turista de bien se ve obligado a adoptar en una destinación donde todo ocurre frenéticamente. 



Por ejemplo, una parada típica y lógica es el Coliseo. Un enclave increíble y siempre plagado a cualquier hora del día, un hormiguero de visitas guiadas, paraguas y donde cada dos pasos en la cola se intenta vender algo. Es menos conocido que junto a su parado de metro, pasando por la Facultad de Ingeniería de Roma, nos hallamos a apenas unos pasos de San Pietro in Vincoli. Una pequeña iglesia repleta de curiosidades, fácil de visitar y donde se dispone de la oportunidad de poder admirar a uno de los grandes genios de la escultura, Miguel Ángel. 



Se trata de una muestra perfecta de los vaivenes que existen en la Historia del Arte. Julio II había encargado este complejo funerario al artista con quien mantuvo una relación laboral tan tensa (recordar la película El tormento y el éxtasis), si bien se tradujo en maravillas como la Capilla Sixtina (donde el pintor se tomó la revancha plagando de herejías el techo). El resultado final no estuvo en el Vaticano y el genio no cumplió los plazos fijados, dando un resultado inferior al esperado en sus continuadores. Pero todo merece la pena por la estatua yacente del pontífice y, sobre todo un espectacular Moisés que compite con El David de Florencia en espectacularidad. Tranquila del bullicio, esta impresionante escultura espera paciente a visitantes que sepan encontrarla.  


La porta del cielo



Justificando por completo la percepción de Obélix hace unos siglos, al consultar las tarifas, la persona de visita por la urbe llega a la conclusión de que están locos estos taxistas romanos. O excesivamente encorajinados por el incomparable marco que tienen para considerar que dar la vuelta a dos calles ya justifica un sobresueldo impresionante. Naturalmente, hay muy honrosas excepciones a tales efectos, pero no estaría de más en estos tiempos de polémica con los Uber, algunos miembros del gremio romano hicieran un examen de conciencia. Por ello, si el tiempo y la canícula les es propicio, podrían plantearse un agradable paseo andando hasta el Trastevere, uno de esos enclaves de merecida fama. 



Bohemia y tranquila, es un área idónea para dedicarle un merecido tiempo al almuerzo. Previamente, pueden perderse un poco por sus callejuelas, pequeños comercios y no pocos monumentos de interés. Dentro de un amplio abanico de restaurantes posibles, tal vez el azar les haga derivar a Tonnarello, en funcionamiento ya desde el año 1876. Entre los habitantes del barrio es conocida esta vieja fórmula: "La migliore cucina romana: dove se non a Trastevere?". 



Con una increíble calidad y variedad en las pastas, tal vez reconozcan en la carta la figura de un célebre artista transalpino: Vittorio de Sica, quien parece estar degustando cada elemento que hay en su mesa. Actor, escritor, director y hombre polifacético, fue el descubridor de algunos de los grandes talentos del séptimo arte azzurro, como hemos mencionado en otras ocasiones. Si tienen gana de un poco de picante, prueben la Pizza Diavola mientras piden un buen vino de la casa o barajan qué postre tomar. A los/as turistas siempre se les presupone prisa, por lo que no está de más saborear de ese instante. 


"El café huele a cielo recién molido"-Jessi Lane Adams. 



Después de la sobremesa, el puente Garibaldi permite una salida del Trastevere con vistas espectaculares, incluso intuyéndose el Vaticano. Lógicamente, el nombre del puente alude al mítico líder de los camisas rojas, uno de los símbolos de la unificación del país. No tuvo, pese a ello, un final de carrera en su patria, obligado a exiliarse a otras aventuras, puesto que el rey Víctor Manuel y su brazo derecho, el ministro Cavour, temían su radicalismo en el proyecto que ellos concebían. Por ende, Garibaldi se convirtió en un símbolo que valía más para ellos en el recuerdo que en activo. 



Una paradoja que suele acompañar a todo ese proceso. Nadie duda de la grandeza literaria de Giuseppe Tomasi di Lampedusa con su obra maestra El Gatopardo. Una pieza prácticamente insuperable en estilo, aunque bastante ignorada por sus coetáneas y donde el propio Lampedusa admitía que había idealizado su mundo aristocrático, especialmente la inteligencia de sus antepasados. Menos conocido es que firmó una excelente correspondencia durante sus viajes en Europa. Si su paseo les lleva a Largo di Torre Argentina, se toparán con La Feltrinelli, un centro donde a buen seguro tendrán esos y otras piezas clave de la literatura italiana. 



También es recomendable la sección de películas, especialmente en la clasificación de cine por autorías. Allí encontrarán la versión cinematográfica de las páginas de Lampedusa a cargo de otro gran maestro, Visconti, tan alejado a él en ideología (era comunista, creyente de una forma heterodoxa y homosexual) pero con el denominador común del lenguaje del talento. Uno y otro transformaron el pasado con objetivos distintos pero dejando tras de sí la inconfundible estela de la clase. 



Si el recorrido no les ha cansado demasiado, se les podría proponer como última meta el Antico Caffè Greco, en funcionamiento desde 1760. Con precios altos, sí que presenta la ventaja de que en el trasiego de rutas turísticas de ferragosto, está bastante tranquilo. Intenten colocarse en alguno de los salones más cómodos y aprovechen para tomar alguna foto. La sobremesa no es solamente exquisita, sino que pueden olvidarse de todo un poco a través de una buena tertulia. En máxima osadía, incluso desatiendan un rato el móvil. Bajo un delicioso café, saboreen sus últimas horas por tierras romanas. 



FOTOGRAFÍAS EXTRAÍDAS DE LOS SIGUIENTES ENLACES: 



-Monumento de Julio II, basílica de San Pedro en Cadenas [Fotografía realizada por el autor de este blog]



-Carta del restaurante Tonnarello en el Trastevere [Fotografía realizada por el autor de este blog]



-Salón Caffè Greco en Roma [Fotografía realizada por el autor de este blog]

sábado, 1 de septiembre de 2018

UNA NOTTE NEL MUSEO (PARTE VI DE VII)


Piazza Museo



Las personas amantes de la arqueología tienen una cita inexcusable en Nápoles. Sin duda, el Museo Arqueológico de la ciudad italiana es uno de los más completos del mundo, una verdadera gozada de visita que permite sumergir a los huéspedes en distintas etapas del pasado. Naturalmente, Pompeya y Herculano juegan un papel fundamental en su riqueza, aunque sería injusto subestimar por ello la rica colección Farnesio o las piezas de coleccionista durante la época borbónica, entre muchos otros objetos de valor. 



De hecho, cuando la HBO quiso poner en marcha una serie magnífica (especialmente su primera temporada) titulada Roma, ambientada en los años de la lucha civil entre las facciones de Julio César y Pompeyo, una de las grandes fuentes del equipo de rodaje fueron las pinturas, utensilios, objetos domésticos y demás elementos trasladados desde Pompeya-Herculano al museo. Pocas oportunidades mejores de conocer la vida cotidiana en la antigua República que a través de estas salas. 



Otra parada obligatoria son los mosaicos, donde hay un espacio reservado y anticipado por columnas que lleva a la célebre copia de aquel enfrentamiento mantenido por los ejércitos de Alejandro Magno y el Gran Rey Darío III en la llanura de Issos, el primero de sus dos duelos frente a frente. De ser posible, es muy recomendable visitar primero Pompeya y Herculano para luego ir al museo otra jornada y poder imaginar cómo encaja cada una de las piezas en los dos enclaves. 


Las gemas del infinito



Gracias a los Russo y Thanos, nuestra concepción de la importancia de las gemas ha mejorado mucho en los últimos tiempos. Desde las piedras preciosas del célebre Cosme de Médicis, cabeza visible de aquella familia que tanta relevancia tuvo en Florencia, hasta el célebre linaje Farnesio, el Museo Arqueológico de Nápoles alberga unos tesoros que harían las delicias del Titán Loco surgido de la fértil imaginación de Jim Starlin. 



El gran impulsor fue el bibliotecario y anticuario Fulvio Orsini (1529-1600), persona de refinado buen gusto y que, además, tenía una deferencia exquisita cara a las futuras investigaciones históricas: legó un detallado inventario con descripciones de cada una de sus posesiones artísticas que todavía hoy sirve para los catálogos. 



La riqueza de cada objeto adquirido por los Farnesio es incuestionable. Hay una hermosa taza plagada de detalles donde se hace un repaso mitológico de primer orden: desde Plutón a la figura egipcia de Horus, en una fusión de panteones realmente atractiva y que encaja perfectamente en el tono ecléctico de este museo. 


"Sé firme como una torre, cuya cúspide no se doblega jamás al embate de los tiempos"- Dante Alighieri. 



Fruto de las excavaciones en las termas del emperador Caracalla en Roma se encontró al gigante. Una escultura en mármol inspirada en el estilo del maestro heleno Lisipo, un Hércules desafiante y ajeno a todo, aunque con cierto aire de melancolía. Durante años, sirvió de decoración al cardenal Alejandro Farnesio, pasando posteriormente al Museo Arqueológico napolitano, donde a día de hoy sigue congregando a una gran cantidad de turistas. 



A pocos metros de distancia se halla otro conjunto escultórico muy afamado, en este caso de una violencia extrema. Nos referimos al Toro Farnesio, donde se escenifica la terrible represalia de los hijos de Antíope por el drama sufrido por su madre. La composición es tan arriesgada como espectacular en su visionado, pudiendo el Museo jactarse de tener una obra que fue codiciada en su día por Luis XIV. 



Siempre hay algo donde excavar en las calles napolitanas... 



FOTOGRAFÍAS EXTRAÍDAS DE LOS SIGUIENTES ENLACES: 



- Escalera principal Museo Arqueológico de Nápoles [fotografía realizada por el autor del blog] 



- Sala de las gemas de la dinastía Farnesio [Fotografía realizada por el autor del blog]



- Estatua de Venus en el Museo Arqueológico de Nápoles [Fotografía realizada por el autor del blog]