domingo, 15 de julio de 2018

LA DREAMS


El artista amnésico




David Lynch es un creador que juega con todo lo que se presenta a su alrededor. En ocasiones, se hace el despistado, aprovechándose de las ventajas de no tener que hacer inicio, nudo y desenlace cuando el resto del mundo parece empeñado en desentrañar sus mensajes ocultos. En la época de la posmodernidad, este sagaz cineasta se ha escondido tras la máscara de un personaje excéntrico que le da puntos y aura. Sobre su filmografía, la línea que separa la idolatría y el odio es difusa. La misma que siente el público que acude a un sofisticado museo para ver un punto rojo sobre un lienzo blanco bajo el título "La levedad del ser". 



En pocas ocasiones, ese universo tan personal que se ha diseñado para sí mismo ha alcanzado las cotas de Mulholland Drive (2001). Tal vez, bajo la apariencia tramposa, sea su carta más honrada. El maestro que se pierde en Twin Peaks solamente cuando a él le apetece, narra aquí una historia delicada y absurda, sofisticada a la par que perversa. Todo comienza con el rescate de una dama amnésica (Laura Elena Harring) por parte de Betty Elms (Naomi Watts), recién llegada a Hollywood desde la lejana Ontario. 



A partir de entonces, volvemos a pensar que a Lynch le entra uno de sus oportunos vacíos de memoria. Incluso con los nombres de sus protagonistas. O hasta en el tono de la película. Más de alguna persona en la butaca dará gracias al cielo por la presencia de Mark Frost en el pueblo de Laura Palmer para que exista algo de coherencia. Y, sin embargo, todo parece funcionar y es dolorosamente obvio. Estamos ante una cinta de honestidad brutal, nos han contado el final y el principio por el precio de uno. Sencillamente, tras la incómoda sensación del traje de emperador, puede esconderse una verdadera joya. 


Blue key




Podemos hacer muchas cosas como público de Mulholland drive. Desde rendirnos ante su misterio o rebelarnos ante una tomadura de pelo. Lo que nunca se puede hacer es dudar de Naomi Watts. Si hoy en día es una actriz de indudable prestigio y solidez, fue aquí donde su talento explotó como algo muy difícil de alcanzar. Tiene, sin discusión posible, la papeleta más complicada de toda la partitura de Lynch, con el agravante de que el director no tiene ninguna intención de allanarle ningún sendero. 



Pero el edificio surrealista queda sin desmoronarse porque ella no lo permite. Watts logra inundar su alma de lo que el momento necesite: tierna, celosa, angelical, diabólica, perdida, decidida y, ante todo, creíble. No pocas de sus escenas son de una desnudez emocional total, su capacidad de llevarnos por la pesadilla en la que convierte en su existencia está al alcance de un puñado de artistas que se cuentan con los dedos de una mano. Si todavía pervive este bizarro relato en el imaginario es, en muy buena medida, porque tiene una protagonista formidable en cualquier nivel que se nos ocurra. 



Hazaña nada pequeña rezumar verdad en una obra donde se miente tanto y con soltura made in Hollywood. Nadie es lo que dice ser. ¿Cuántas veces nos ha ocurrido que soñamos con rostros que nos son conocidos del día a día en roles diferentes? Los brazos de Morfeo se convierten en un escenario pasional donde el malévolo subconsciente se atreve a decirnos las verdades como puños que le bloqueamos durante el día por pánico a ver ese espejo. 



"La belleza es como el dolor"-Thomas Mann.



La tía Ruth nunca vivió allí. Eso es tan cierto como que Mulholland Drive tampoco estaba destinada a ser una película de culto. Lynch la imaginaba como una serie, un programa que jamás vio el pulgar arriba de la productora. Gracias a todos los dioses. Da miedo pensar que este extraño envoltorio, tan seductor como cruel, se hubiera perdido en capítulos de relleno y subtramas sobre el vecino de Betty y doppelhangers. Como ese extraño cowboy (Lafayette Montgomery), hay cosas que es mejor ver solamente una vez. Andar con frecuencia el sendero tortuoso de estas dos amantes rompería todo el encanto. 



Pasan los años y la trayectoria de este singular director no ha defraudado a ninguna de sus dos hinchadas. Quienes lo admiran, alucinan ante sus provocaciones y capacidad de no tomarse nada en serio. En el otro lado del espejo, muchos lamentarán que se conforme con la burla cuando podría contar una historia de las muchas que es capaz con la sencillez de los clásicos. 



Irónicamente, quizás la pieza que hoy nos ocupa sea la excepción a la regla disfrazada. Su film menos tramposo, con apenas alguna operación cosmética para disimular la angustia de este viaje a los infiernos. Una demostración de lo torrencial de su talento. Probablemente, lo más redondo de su cine. Eso sí, contando con Naomi Watts en estado de gracia. Y ese comodín en la baraja es de los que mueven montañas. 



FOTOGRAFÍAS EXTRAÍDAS DE LOS SIGUIENTES ENLACES:



-http://www.blu-ray.com/movies/Mulholland-Drive-Blu-ray/68150/



-http://www.hotflick.net/pictures/001/big/fhd001MDE_Laura_Harring_017.html



-https://www.gamesradar.com/mulholland-drive-review/

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