domingo, 4 de marzo de 2018

RIVALES


Deja la sensación de que todo está cuidado. Desde los créditos iniciales nos damos cuenta de que las personas responsables de Feud (2017) han hecho los deberes antes de ponerse a exponer. La idea resultaba muy atractiva: un programa que repasaría algunas de las rivalidades más míticas. Además, cada temporada traería un enfrentamiento distinto para evitar agotar al público. El primer plato servido por la cadena FX Network no podía resultar más apetecible al paladar: la complicada relación de dos de las mejores actrices de su tiempo: Joan Crawford y Bette Davis. 



Ambas compartieron (entre muchos arañazos de por medio) el éxito en la película ¿Qué fue de Baby Jane? (1962), una joya del séptimo arte que, además, relanzó la carrera de ambas cuando las productoras daban de lado a ambas mujeres, acusadas de "viejas glorias". En sí ya era material para un biopic apañado y de circunstancias. Pero no se dejen engañar por las apariencias. Hay mucho más oculto, una serie aguda la creada por Ryan Murphy y un equipo de guionistas de primer orden (Jaffe Cohen, Michael Zam y Tim Minear). 



Dentro de un casting brillante, más propio de un gran producto de Hollywood que de una mini-serie, encontramos a Susan Sarandon encarnando a la protagonista de La loba (1941) y Jessica Lange como una de las primeras grandes estrellas de la Metro. Por separado, dos formidables actrices. Juntas, la química Sarandon-Lange eleva el nivel de cualquier escena a unos límites increíbles. La caracterización que ofrece cada una de ellas está repleta de matices, enriqueciendo cualquier posible revisionado. Acompañan secundarios de lujo como Alfred Molina ejerciendo de Robert Aldrich, director hoy considerado de lujo, pero muy ninguneado por los estudios en aquel tiempo, relegado a proyectos de serie B. 


El rodaje pronto alcanzó aureola de mito. El choque de personalidades era granito abrasado por volcán, además de una campaña publicitaria generada alrededor para llenar la prensa más amarillenta, dominada con mano de hierro y pluma viperina por parte de Hedda Hopper (Judy Davis). Presas de una industria donde las intérpretes se volvían invisibles al cumplir determinada edad, Crawford y Davis sirven de metáfora de una época distinta (aunque no tan lejana en algunos comportamientos). Ese sentimiento está bien reflejado en la firme dirección que aportan Gwyneth Horder-Payton y Helen Hunt, entre otras aportaciones de gran nivel detrás de las cámaras. 



Stanley Tucci, multi-usos del proyecto para dar garra y clase a cualquier papel, encarna a Jack Warner, una demostración de la forma de proceder y enfocar a quienes, lejos de tener el rango de iconos del celuloide que hoy poseen, eran vistas como dos figuras vetustas atrapadas en una pelea de gatas. Sarandon capta a la perfección la aguda inteligencia en escena de miss Davis, alguien con una competitividad feroz en la industria pero capaz de reconocer el talento ajeno. Hay una escena muy significativa cuando ve en audición al personaje de Dominic Burgess, a quien ha despreciado inicialmente por excéntrico. Le bastan unos segundos para comprender que es el compañero de secuencia ideal y se convierte en su defensora incluso en las circunstancias más tensas. 



Lange da vida a una mujer que, en la cúspide de su belleza, tuvo a público y crítica a sus pies. Ahora se enfrenta al más descarnado ostracismo, a ese elocuente título que la traducción libre castellana dio a una obra maestra de Billy Wilder: El crepúsculo de los dioses. Bajo la torre de marfil hay una persona con pasado turbio y herida, frágil en su ego a pesar de su trayectoria impresionante. Su paradoja es moverse entre el deseo de recibir el respeto y halago de su compañera de función y volcar sobre ella revanchas y viejas afrentas. 


In memoriam antes que damnatio memoriae, Feud es un programa que rezuma inteligencia y respeto por la perspicacia de su audiencia. Ni lo bueno ni malo se omite de estas dos artistas y sus contextos vitales. Diálogos ingeniosos y actuaciones que los sobrepasan (incluso hay lujos como contar en la reserva con presencias como Catherine Zeta Jones o Kathy Bates). Con polémicas y escándalos a las espaldas de aquella colaboración, el argumento apuesta por explicar sin juzgar. Todo se presenta perfectamente envuelto y confiando en el jurado que lo observe sin prejuicios. 



La apuesta es audaz hasta el punto de que no se limita a ¿Qué fue de Baby Jane? Puesto que todo acto tiene consecuencias, se profundiza a lo largo de varios episodios en los efectos que tuvo aquel éxito y el antagonismo generado a través de él. Se busca una especie de última cena con los fantasmas del pasado de ambas damas. La capacidad de síntesis y narración es tan brillante que no solamente nos explican ese drama, hay tiempo y espacio para brindar subtramas y arcos de la talla del de Pauline Jameson (Alison Wright), verdadera pionera y luchadora por demostrar que es capaz de ponerse detrás de una cámara. Los momentos compartidos en pantalla de Wirght y Molina son una verdadera delicia. 



Feud nos abandona con el suspiro que nos provoca querer volver a esa sensación que nos deja en sus ocho entregas magistrales. Solamente tienen una pega cara a futuras entregas: va a ser altamente complicado que nos traigan algún duelo de igual voltaje y carisma al protagonizado por esta pareja. Sarandon y Lange cierran la puerta tras hacer el mejor homenaje posible a las dos rivales. 



BIBLIOGRAFÍA:



-BALMORI, G., Bette & Joan: Ambición ciega, Notorious Ediciones, Madrid, 2017.



FOTOGRAFÍAS EXTRAÍDAS DE LOS SIGUIENTES ENLACES:



-http://www.homorazzi.com/article/feud-bette-and-joan-season-1-title-sequence-theme-song/



-https://www.express.co.uk/showbiz/tv-radio/814499/Feud-Bette-Davis-Joan-Crawford-programme-BBC-Two-UK



-http://www.vulture.com/2017/04/feud-bette-joan-recap-season-1-episode-8.html

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