Crear un género es algo realmente complicado. A fin de cuentas, una de las reglas es no poder ser consciente de que se está inventando algo. Debe surgir de una forma involuntaria. Probablemente, John Dos Passos (1896-1970) quería hacer una historia coral, una narración hecha con estilo y con innovaciones técnicas curiosas. De cualquier modo, sería legítimo considerar que, cuando la sacó impresa en 1925, su novela Manhattan Transfer no estaba pensada para marcar una nueva forma de mirar a New York.
Todo comienza en la proa de un ferry cualquiera, plagada de personas de distintas procedencia y expectativas heterogéneas con respecto a la nueva Meca del mundo. Dos Passos, estudiante de arquitectura, vivió el ciclo nóstoi, pues, cuando volvió a los Estados Unidos después de servir en la I Guerra Mundial, notó todo cambiado. Si bien era nativo de Chicago, escogió New York para reflejar esa sensación. La transformación de una isla en un coloso urbano.
El desfile de personajes es increíble. Congo y Emile, dos muchachos con ganas de comerse el mundo, ansiosos de ver si se cumplen las expectativas que ofrece la jungla de asfalto. Jimmy Herf, tipo complicado a quien conocemos desde sus orígenes y con quien terminamos compartiendo su ambivalencia hacia la ciudad. Ellen Thatcher, la de los múltiples nombres, cuya andadura nos cuenta Dos Passos desde la cuna hasta su edad adulta. O Bud Korpenning, una vida trágica marcada desde una infancia de abusos hasta el puente de Brooklyn.
Se trata de un habilidoso combinado donde una de las fórmulas que mejor funcionan es la del propio título. Tiene garra e imprime carácter, incita a la lectura. Francisco Umbral la usaba de ejemplo de situar a los potenciales lectores/as de inmediato. Dos Passos llegó a convertirse en autor de cabecera para colegas de la talla de Sartre, además de imprimir la cara B a relato de otro de los grandes hitos literarios estadounidenses: El gran Gatsby.
El autor nos invita a callejear a través de las calles de New York como turistas curiosos, imprimiendo a sus diálogos un carácter muy personal. La ciudad de la Estatua de la Libertad tiene múltiples visiones: desde la saga El padrino hasta el cine de Woody Allen, cada una de ellas válida y nunca excluyentes entre sí. El gran interés de Manhattan transfer es hacerlo en su momento clave, cuando se estaba empezando a gestar la transformación.
Por buscarle algún pero a este atractivo paseo, señalar que termina resultando una obra coral irregular. Hay subtramas muy amenas y otras que podrían ser totalmente prescindibles. Si se quitasen del relato, el mensaje permanecería intacto. Probablemente, algo premeditado por parte de Dos Passos, quien quiere imprimir a todo un acento cotidiano. No fuerza tanto las interacciones como el maestro Víctor Hugo en su París de Los miserables, pagando con ello el peaje de no explotar las posibles químicas entre personajes paralelos pero que no llegan a cruzarse.
Dos Passos destaca en un recurso narrativo realmente complicado, ser capaz de dar la sensación a su público de que cada protagonista va envejeciendo, endureciéndose, perdiendo la fe o angustiándose por los efectos del terrible crack de 1929. No tiene nada extraño que para su obra La verdad de las mentiras, Mario Vargas Llosa escogiese este título, junto con otras joyas como Muerte en Venecia, Trópico de Cáncer o El tambor de hojalata.
El literato peruano muestra un gran deleite cuando habla de los trucos e ilusiones que plantea estos pequeños collages de las vidas ajenas, permitiéndonos entrar a través de la ventana de vecindarios neoyorquinos. Asimismo me parece que algo de lo aquí contado debió de llegar a los oídos de Will Eisner, quien era apenas muchacho cuando se publicó, para recrear en sus viñetas la célebre avenida Dropsie.
A veces, le falta un punto para enganchar del todo en el recorrido, como si fuesen piezas inconexas. Sin embargo, cerramos sus páginas pensando que estamos palpando los cimientos de la ciudad que nunca duerme.
BIBLIOGRAFÍA:
-PASSOS, J. DOS., Manhattan Transfer, Debolsillo, Madrid, 2017.
-VARGAS LLOSA, M., La verdad de las mentiras, Alfaguara, Madrid, 2002.
ENLACES DE INTERÉS:
-Los monstruos del umbral en Manhattan Transfer
FOTOGRAFÍAS EXTRAÍDAS DE LOS SIGUIENTES ENLACES:
-https://www.megustaleer.com/libro/manhattan-transfer/ES0073442
-https://zonalibreradio1.wordpress.com/2016/07/04/manhattan-transfer-fragmento/
-http://labohemia4.blogspot.com.es/2014/09/novelas-manhattan-transfer-parte-iv_22.html