Tras dos primeras temporadas excelentes, había llegado el momento de iniciar la transformación. Como los fieles parroquianos de Breaking Bad recuerdan, hubo un instante donde Jimmy McGill terminó convirtiéndose en el el brazo legal de clientes infames, el astuto y poco escrupuloso Saul Goodman. La tercera entrega del spin-off nos lleva, como bien me indico hace algún tiempo un amigo con olfato fino para las series, a la primera vez que surge la duda razonable: ¿Es ya Better Call Saul tan buena como la majestuosa andadura en la caja tonta de míster White?
A estas alturas, Bob Odenkirk nos leva por donde quiere con su personaje. Igual que sucede en el show con su clientela, siempre encuentra el resquicio para engañarnos, logrando ponernos de su parte incluso cuando desafía toda lógica. De cualquier modo, su antiguo éxito en el pleito entre hermanos le lleva a exponerse a la feroz venganza de Chuck (Michael McKean, de menos a más todo el programa), quien no piensa permitir que el miembro más joven de su familia quedé impune por su afrenta. Pese a sus problemas de salud, Chuck es un tipo inteligente y que asimismo sabe golpear donde más duele a sus adversarios.
Como ya veníamos oteando en el horizonte, Vince Gilligan, Peter Gould, Gennifer Hutchison y el privilegiado equipo de guionistas han colocado las piezas para ligar las vidas paralelas del protagonista y Mike (imperial Jonathan Banks, otro de esos tipos con cara de que todo les sucedió la noche de antes). Las subtramas del segundo no solamente no estorban, son pequeñas piezas de noir que nos van arrastrando hasta cierto local de comida rápida.
Un camino que Mike anda con una facilidad pasmosa. Lleva demasiado tiempo en el negocio para saber que en ese local entra mucho dinero. Por bueno que esté el pollo y la ración de patatas, hay gato encerrado. Sus averiguaciones van a arrastrar a Jimmy hacia uno de los rostros malvados más apacibles que existen: "Gus" Fring (Giancarlo Esposito). Se trata de uno de los tipos más racionales y tranquilos para cometer fechorías de la ficción televisiva, un excelente empresario que sabe que es más útil reclutar el talento que ponerlo en su contra. Jimmy y Mike deberían tomar nota de todo ello.
Rasgo distintivo de las buenas series es que no se introduzcan elementos prescindibles en el reparto. Michael Mando lleva desde el capítulo piloto cocinando a fuego lento el arco de Nacho Varga, un antihéroe que va a verse contra la espada y la pared a la hora de tomar decisiones. Y es que trabajar a las órdenes de Héctor Salamanca (Mark Margolis) tiene una serie de riesgos que no solamente afectan al empleado en cuestión, incluye el contrato a todo el clan familiar.
Quien come aparte en la trama es la espléndida evolución de Kim Wexler (Rhea Seehorn). Si Jimmy es un personaje de brújula dudosa a la hora de elegir lo correcto y lo incorrecto, su compañera letrada es la capacidad de asumir la responsabilidad conociendo el coste. Agudamente, Liz Shannon Miller expresa en una crítica de esta temporada que, irónicamente, esta obra centrada en un busca-vidas nos está planteando algunos de los compromisos éticos más atractivos para la ficción televisiva.
Cada personalidad es una pieza del puzzle. No subestimen Francesca Liddy (Tina Parker, excelente acierto de casting) o a ese maravilloso reparto coral de personas de la tercera edad a las que asesora (en ocasiones, con poco honor) el siempre ambivalente abogado. Pese a la química existente, parece que el guión nos invita a pensar que el affaire Kim-Jimmy tiene un halo de tragedia griega. Bien llevado, la manera de explicar por qué no siguieron juntos puede ser el clímax de este proyecto.
No se confundan por ello. Si bien hay asuntos serios y de bufetes, el humor negro seguirá siendo omnipresente en el show, es el sello de fábrica de esta franquicia. Hay mucho de la clásica picaresca, del tono agridulce las personas que se buscan la vida como buenamente pueden, a base de que el espectáculo debe continuar.
Un último regalo son esos flashbacks elegantes, firmes y eficaces, dignos de una cinta de Scorsese. Como en los mejores días de Breaking Bad. Lo dicho, ya tenemos la duda razonable. Esperaremos con paciencia la cuarta temporada para afinar el veredicto.
ENLACES DE INTERÉS:
-CRÍTICA DE LIZ SHANNON MILLER A LA TERCERA TEMPORADA
-RESEÑA BETTER CALL SAUL PRIMERA TEMPORADA
RESEÑA BETTER CALL SAUL SEGUNDA TEMPORADA
FOTOGRAFÍAS EXTRAÍDAS DE LOS SIGUIENTES ENLACES:
-https://www.supermadre.net/netflix-amor-eterno-better-call-saul/
-https://www.diariocritico.com/television/better-call-saul-critica-witness
-http://www.imdb.com/title/tt5719532/mediaviewer/rm3843438336
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