miércoles, 16 de agosto de 2017

CRÓNICAS DE LA SIGNORIA (PARTE III DE VII)


"È errore moderno credere che la poesia sia cosa per intellettuali raffinati: è la piú popolare delle arti, ed è nata per essere recitata a voce alta"- Umberto Eco. 



Dante Alighieri es un nombre conocido que evoca poca broma. Escribía en latín, era un poeta adelantado a su tiempo y su Divina Comedia es una de las piezas fundamentales para comprender la evolución filológica del italiano desde la Edad Media. Por si fuera poco, su trabajo cumbre incluía un viaje al mismísimo averno, un lugar donde, según rezaban las puertas de acceso, debía abandonarse cualquier esperanza al entrar. Pues bien, el rostro de Dante, atendiendo al trazo de Sandro Botticelli, preside severamente su museo en Florencia, siendo una pieza clave del imaginario popular de la ciudad. 



También le encontramos en solemne postra como uno de los pétreos custodios de la Galería Uffizi. Sin embargo, cuál será nuestra sorpresa si indagamos un poco en los teatros de la zona. Todavía quedan ecos del recuerdo sobre un príncipe de, dicho con el mayor de los respetos, príncipe de bufones, nada menos que Roberto Benigni, el autor de aquella maravilla cinematográfica que se llamó La vita è bella (1997). No es tan conocido fuera de país que ese mismo Benigni pasó mucho tiempo recitando en un delicioso acento toscano aquellos célebres versos de Dante, añadiendo unos comentarios que escapaban de los corsés de la crítica profesional y académica. 



Próxima a la catedral, si el tiempo de su visita se lo permite, déjense caer por Libraccio Firenze. Ahí tienen un complejo con una abundante cantidad de DVD (destacando, por razones obvias, las colecciones que hay encontrarán de mitos como Totò o Alberto Sordi) y libros. Les emplazó a la planta baja. Busquen en la sección de crítica literaria y encontrarán un pequeño librito precedido por Benigni en la portada, Il Mio Dante. Tal vez, sea una de las mejores guías para los ratos muertos lectores de la persona turista que se dejé caer por Florencia. 


"Nunca trato de no complacer al público porque, cuando lo veo gozar, es como una borrachera"-Rafael Álvarez "El Brujo". 



Benigni se dio cuenta de que Dante escribió su trabajo cumbre siendo muy joven. Desde que se lo recitaba su madre, el futuro autor se fue dando cuenta de que en el poeta había mucho más de lo que la erudición mostraba. Puede parecer fácil, pero el ejercicio del intérprete nacido en Castiglion Fiorentino es uno de los más difíciles que puede acometer cualquier artista. El grado alcanzado de interiorizar los versos hasta el punto de hacerlos parte de uno, ser capaz de llevar aquello desde lo sublime a lo cómico, solamente está al alcance de unas pocas personas. 



En su comentarios observarán que el autor cuestiona muchos de los presupuestos básicos de Dante y su época. Cosa rara en aquellos años de marginalidad, el autor escoge a la mujer como el elemento de la salvación del hombre, no como el símbolo del pecado o la damisela en apuros que precisa ser liberada, es su tabla de salvación. El toscano convierte al poeta en su amigo, un colega al que protege y defiende a capa y espada, mientras indaga en un lenguaje en formación. No pueden privarse de esa lectura, mucho menos de oírle recitar. 



Si hay alguien hoy capaz de hacer algo parecido es Rafael Álvarez el Brujo, quien ha montado espectáculos parecidos con los universos de escritores como Cervantes o el anónimo autor de cierto pícaro nacido en Tormes, buceando en sus ricos universos, buscando giros de tuerca a los personajes. No parece casual que el lucentino tuviera aquella idea desde que vio, siendo muy joven, a un tal Vittorio Gassman meterse a su auditorio en el bolsillo con una audaz mezcla de sus vivencias y las escenas más recordadas de Hamlet. 


Rincones con encanto



Sabidos ya los lugares referencia para disfrutar de Florencia y su rico patrimonio histórico y artístico, nunca está de más buscar algunos rincones menos transitados pero que son igualmente valiosos para la persona visitante. Desde las librerías de segunda mano en las inmediaciones de la catedral hasta heladerías de la tradición de Perchè no!, a escasos pasos de la Piazza della Signoria, un establecimiento que lleva en servicio desde el año de 1938. 



De ese amplio ramillete de cosas que se pueden hacer, hay una parada muy rica y repleta de detalles, donde se ubica la célebre Capilla de los Médicis, un lugar que visitar sí o sí, incluyendo la maravillosa biblioteca con incunables que está actualmente en exposición, con interesantes proyectos de restauración por parte de la universidad de Firenze. La iglesia de San Lorenzo oferta una visita con audio-guía en tablet que está realmente bien hecha, siendo la ocasión perfecta para alejarnos de las aglomeraciones turísticas y la necesidad imperiosa de hacer un selfie a cada paso que se da. 



Si pillan un momento de calma, busquen un banco cómodo, pónganse los cascos y guarden silencio para observar pieza a pieza cómo fue gestándose la construcción. Próxima a la basílica tienen un restaurante muy aconsejable, Angelo Poretti, en funcionamiento desde 1877, con manjares tan sabrosos como la pizza margherita con patatine fritte, deliciosa en su simplicidad. Otro rincón aconsejable para refugiarse del calor estival. 



BIBLIOGRAFÍA:



-BENIGNI, R., Il Mio Dante, Einaudi, Torino, 2010.



ENLACES DE INTERÉS:



-ROBERTO BENIGNI RECITA IL PRIMO CANTO DELL´INFERNO



FOTOGRAFÍAS EXTRAÍDAS DE LOS SIGUIENTES ENLACES:



-Museo Casa di Dante [Fotografía del autor del blog]



-Libreria Giorni [Fotografía del autor del blog]



-Basílica de San Lorenzo [Fotografía del autor del blog]

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