Julio Anguita es un caso excepcional dentro de los antiguos dirigentes políticos de España. Pero no debería serlo. Tras ser una de las voces representativas del partido Izquierda Unida, este protagonista de la vida pública volvió a su labor docente en Córdoba, siguiendo hoy en día disfrutando de la pensión correspondiente a dicha actividad. No hay consejos de administración ni otras prebendas que tanto han abundado en el panorama actual. Ahí radica lo excepcional, irónicamente por haber hecho lo normal. Probablemente debido a ello, hoy en día tenga incluso más popularidad y predicamento que en su época de alcalde o portavoz. En el contexto de la crisis socio-económica que golpea el tablero, esta reciente y exhaustiva entrevista que hizo Juan Andrade sobre su trayectoria resulta de sumo interés.
El hecho de que ambos interlocutores tengan una formación humanística propicia el entendimiento, siendo una batería de preguntas sin tregua pero sin crispación, generándose un clima de repaso, de un delicado "atraco" a la memoria que posee una persona que vivió en el ayuntamiento la intentona de golpe de estado cierto 23F, dando una versión del mismo muy alejada de lo que dicen las crónicas oficiales. Esta capacidad de no tener pelos en la lengua pero educación en las formas ha sido una de las grandes bazas a favor de Anguita, pues, se comparta o no su ideología, siempre suele presentar una coherencia en su discurso.
Miembro de una familia de militares, económicamente acomodada y de posiciones conservadoras, esta obra es una ocasión de profundizar un poco en su infancia y primeros años. Hermético en todo lo relativo a su esfera privada, Andrade por lo menos nos ayuda a trazar un fresco de la Córdoba de aquellos días. Su decisión de convertirse en comunista marcó un Rubicón sin el que no se explicaría a este personaje, algo que se desprende en el corpus de lecturas que da a lo largo de estas páginas. ¿Qué conclusiones podemos sacar tras este recorrido?
En primer lugar, que se trata de un estudio que permite entender mejor los engranajes de los partidos, útil desde el punto de vista de quienes somos profanos en la materia. Para la ciudadanía en general, los tecnicismos económicos y políticos parecen escritos en copto, por lo que aquí hay una oportunidad de ahondar más en cuestiones de las disciplinas desde el punto de vista interno, funcionamiento, etc. Célebre por su frase "Programa, programa, programa...", en esos detalles también se desprende uno de los talones de Aquiles que algunos han creído presenta este dirigente: una marcada carácter terco en ciertos procedimientos, capacidad de enrocarse sin flexibilidad.
No solamente por el frívolo anecdotario, resultan sugestivas sus opiniones sobre otras personas de su organización, así como de los rivales que tuvo en la arena política. Particularmente en los casos de Felipe González y José María Aznar, argumenta con detalle sus críticas a sendas figuras y por motivaciones diferentes. Su panorama es menos idílico del habitual, censurando el período más turbio del gobierno socialista y despertando letargos de quienes todavía afirman que la época del segundo fue la del gran auge económico, sin observar que se estaban colocando los cimientos del futuro descalabro (exceso de inversión en el ladrillo, especulación, etc.).
Una sagacidad de análisis medido que él mismo se evita para hablar de otras etapas del mundo contemporáneo (y, en su caso no es por lagunas históricas) cuando afectan a su ideología. Sobre las aristas más oscuras de la URSS, sin negar su existencia, corre un tupido velo, mientras que también establece una serie de generosos matices para algunos dirigentes de la izquierda, especialmente en el contexto de América Latina. Argumentando que él haría esos reproches pero desde la misma trinchera y no en público, personalmente me parece una cuestión impropia de una persona de su inteligencia, pues no alteraría su discurso ser capaz de señalar los desmanes que puede terminar generando cualquier ideología en determinadas aplicaciones.
En el apartado cultural se revelan gustos que pudieran parecer sorprendentes en él a simple vista, desde la zarzuela a una juventud muy vinculada al teatro. En corpus teóricos muestra su fascinación por Antonio Gramsci, estando también al día en la disciplina que estudió en la Facultad de Filosofía y Letras de Córdoba, desde estudios clásicos a los últimos trabajos que ha sacado Josep Fontana, entre otros. Es una pena, uno ignora si por carácter intimista o porque su obsesión socio-política le hace orientar su ocio a esas cuestiones también, que no sea así de detallista para el terreno de la ficción en las letras o la filmografía, siendo más parco al describir esos aspectos.
Se nota en esta biografía que Andrade está en una gran armonía de pensamiento con su entrevistado, siendo probablemente el único tema puntilloso tratado el del fallecimiento de uno de los hijos de Anguita mientras actuaba como corresponsal de guerra en Irak. Aunque nunca ha dado excesivos detalles del asunto, es sabido que condenó vivamente la política española por haber apoyado esa intervención armada y los intereses que se ocultaban.
Al terminar de leerlo, Atraco a la memoria nos tienta a que otras personas formadas en periodismo y el campo humanístico se atrevan a hacer este tipo de recorridos con otros dirigentes de esos años. Una charla profunda y sin prisa en la época de youtube y el titular raudo en las agencias de información. No se trata de asentir ante todo, pero sí de comprender por qué se tomaron determinadas decisiones y cómo las sintieron sus protagonistas directos.
BIBLIOGRAFÍA:
-ANDRADE, J., Atraco a la memoria. Un recorrido histórico por la vida política de Julio Anguita, Akal, Madrid, 2015.
FOTOGRAFÍAS EXTRAÍDAS DE LOS SIGUIENTE ENLACES:
-http://contandolossesenta.blogspot.com.es/2015/11/julio-anguita-atraco-la-memoria.html
-http://www.diariocordoba.com/noticias/cordobalocal/anguita-andrade-construyen-juntos-una-memoria-incomoda_1019875.html
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