The Show Must Go On
Hay un viejo dicho para las personas que residen en algún punto de la avenida Broadway de New York. No importa dónde estén en la ciudad, siempre terminarán encontrando su punto de referencia, puesto que la avenida atraviesa en diagonal al resto. Eso sí, en ocasiones, de la caminata no les salva nadie, puesto que se tratan de más de 30 kilómetros por atravesar. Pero no son sus longitudes lo que más relevancia le dan, sino sus teatros, los cuales son buque y seña de identidad de una zona que se ha convertido en una especie de laboratorio de lujo para probar qué musicales exportar al resto del mundo.
Un ejemplo del tipo de obras al que hacemos referencias está ahora mismo en cartel, The Phantom of the opera, la clásica novela gótica que se presta como pocas a todos los trucos y casi magia que los operarios del Majestic Theatre realizan. La capacidad de cambiar de escenario (de una elegante representación con una soprano italiana a un cementerio lúgubre de París en apenas un juego de luces) justifica cualquier entrada a esta clase de espectáculos. Actualmente, James Barbour, Ali Ewoldt y Jordan Donica encarnan al triángulo amoroso de una historia de pasiones, venganza y música.
Es un ejemplo del tipo de show que también llevan hasta allí compañías como Disney. A pocas calles, también puede asistirse a Aladín o El rey león. Cuentos convertidos en toda una fiesta barroca donde la imaginación se pone a prueba. El elevado precio de los mismos hace muy recomendable rondar por las colas de anulaciones cercanas a Times Square, donde se hacen descuentos realmente notables. Eso sí, hay que andarse con mucho ojo debido al tema de las reventas y tickets falsos.
SAM: Truth or dare? [¿Verdad o reto?]
MIKE SHINER: Truth [Verdad]
SAM: That´s boting [Eso es aburrido]
MIKE SHINER: Truth is always more interesting [La verdad es siempre más interesante]
El siguiente diálogo está sacado de la película Birdman (2014), dirigida por Alejandro G. Iñárritu, la cual narra la historia de una antigua estrella del cine de acción de Hollywood que busca reverdecer laureles con una representación clásica en Broadway. Una de las escenas más reconocibles es la del protagonista (Michael Keaton) andando en apuradas circunstancias por un Times Square que parece el centro de Tokio en hora punta, con grandes luminosos y vídeos gigantescos de promociones. Siempre que salen del teatro donde ensayan, se escucha un soniquete de música urbana que es el mismo que uno oye al salir de esos teatros.
La esforzada cuadrilla que compone Birdman intenta, generalmente, ahogar penas con la bebida. No obstante, sería mal sherpa para guiarles por esos vericuetos, aunque si el azar les lleva a ver algún espectáculo cerca del Majestic, me atrevería a aconsejarles que entren en John´s Pizzeria, justo en frente del mismo. Mientras esperan agradablemente comentando la obra, pueden ver in situ los hornos de leña donde se está realizando sus pizzas. Se trata de un local muy recomendable y que da un punto de calma a una zona que, incluso dentro de la ciudad que nunca duerme, es la más hiper-activa de todas.
Pegada al restaurante, hay una cercana tienda donde hay varios souvenirs y recuerdos que harán las delicias de los amantes del teatro, desde libretos, pasando por pósters, grabaciones, etc. Realmente, es una experiencia de la que no se deben privar. El despliegue audiovisual es increíble y la oportunidad de estar en uno de esos teatros tiene un componente de espectacularidad que resulta innegable. Aunque hay otras variables alternativas que, teniendo menos decibelios, siguen siendo impresionantes.
Fiddler on the roof
Calle 53 oeste con Broadway. Salido un poco de la zona del gran bullicio, otro teatro esconde su propio secreto, una obra que se estrenó por primera vez en 1964, nada menos. Estará vigente hasta el próximo diciembre. No desperdicien la oportunidad de ir si se les presenta la chance. El violinista en el tejado, muy presente en el imaginario popular por su maravillosa adaptación al cine (1971), es otra clase de teatro, pero también es puro Broadway. Igual que hiciera Topol hace décadas, Danny Burstein, veterano de lujo para la ocasión, brinda este año toda la ternura y humanidad de un personaje inolvidable Teyve, el humilde lechero y su familia judía en tierra zarista en vísperas de la Revolución Rusa, destacando sus valerosas hijas, adelantadas a su tiempo en muchas facetas.
Burstein tiene un consolidado historial bajo las tablas, habiendo hecho de todo, desde Cabaret hasta el taxista para la versión musical de Mujeres al borde de un ataque de nervios de Pedro Almodóvar. Está genialmente acompañado por Jessica Hecht, la cual hace de su esposa Golda. Más allá de su revisión de las costumbres de esa etapa de las comunidades judías en Europa del Este, hay un mensaje mucho más profundo y extensible a personas de cualquier etnia. Realmente recomendable y con algunas canciones maravillosas. Un tipo de puesta en escena menos altisonante que otras, pero igualmente imprescindible.
También, por supuesto, hay una manifestación callejera constante, monologuistas que se ofertan, bailarines al aire libre en Times Square, guitarras en el metro... Broadway está en todos lados, aunque no se termine triunfando, ¿qué más da? Si hemos pertenecido a esa farándula, el bueno de Danny Rose nos tiene reservado asiento y un trozo de pavo el día de acción de gracias.
-Fotografía realizada por el autor del blog en el teatro Majestic, día de función [agosto de 2016]
-Fotografía realizada por el autor del blog a la entrada de John´s Pizzeria [agosto de 2016]
-Fotografía realizada por el autor del blog en el teatro Broadway [agosto de 2016]
No hay comentarios:
Publicar un comentario