Nunca he sido seguidor de la fórmula 1. Reconozco que en plena efervescencia del fenómeno de Fernando Alonso, era un poco la nota discordante entre los amigos; no porque me desagradase sino porque, en confianza, nunca me había llamado en exceso el mundo del motor. Era una realidad algo distante, probablemente por ello, imagino, había dejado tan postergada la película Rush (2013), si bien su reparto me parecía interesante y también que su argumento se basarse en la vida de dos pilotos emblemáticos: incluso yo en mi ignorancia de este deporte conocía los nombres de James Hunt y Niki Lauda. No obstante, si bien con retraso, cuando mis ojos se posaron en la carrera propuesta por Ron Howard, no hubo marcha atrás.
A pesar de sus dos horas de metraje, el film no se hará pesado para las personas que no beban los vientos por pasar un fin de semana viendo los grandes circuitos. La película de Howard, realizada con una fotografía impresionante y unas escenas de carreras trepidantes, va más allá del tópico. Hay algo que se esconde en el duelo interpretativo de Daniel Brühl (Lauda) y Chris Hemsworth (Hunt). No es quién era el más rápido, sino un dilema muy terrenal y que todos nos hemos planteado alguna vez. ¿Hay que ser cigarra u hormiga? ¿Es mejor planteártelo como una carrera de fondo o como un brillo cegador de una noche de verano que no ha de volver?
Conforme sendos actores se ponen a los mandos, uno siente que está en buenas manos. El guión de Peter Morgan no comete el imperdonable error de tomar partido. Muestra una gran simpatía por ambos protagonistas, sin permitir que deduzcamos qué es mejor a fin de cuentas. Queda a libre elección del espectador. Lo que no ofrece dudas es la firme determinación de Lauda y el dionisíaco encanto de Hunt, dos vidas paralelas destinadas a encontrarse, aunque sus estilos conduciendo fueran tan diferentes.
Tampoco debemos engañarnos. Este producto no es cine independiente, tampoco un biopic al uso. Es pura adrenalina y debe verse como tal. Sin embargo, hay algo digno de revindicación cuando se hace cine palomitero: que sea digno y entretenido. Y Rush evita caer en tópicos y lagrimeo fácil, presentando un producto bien manufacturado y que mantiene enganchado a quien acompaña a sus dos personalidades por medio mundo, incluyendo un mítico gran premio en Brasil. En serio, comprueben cuando lleven un rato viéndola cuánto tiempo ha pasado, se sorprenderán, todo acontece a una tremenda velocidad.
El casting que acompaña es muy medido. Podemos encontrar a toda una actriz de la presencia de Natalie Dormer para un pequeño papelito, así como a toda una Olivia Wilde para interpretar a la mujer de Lauda. No se repara en gastos y la banda sonora es compuesta por Hans Zimmer, toda una garantía para esta clase de empresas, nadie mejor para llevarnos por las curvas trepidantes. Hoy en día, el hijo de Lauda y el de Hunt compiten en la misma disciplina que sus progenitores. Sospecho que les habrá gustado este homenaje, porque se intuye que para los seguidores de la fórmula 1 esta película es una verdadera carta de amor, un DVD que colocarán en su estantería junto con el documental de Ayrton Senna.
Howard consigue la extraña alquimia de que incluso los neófitos veamos las diferencias en la conducción de Lauda y la de Hunt. Todo un misterio cómo lo ha logrado, pero allí está. El primero es un perfecto conocedor de todos los elementos que componen la ecuación, de cuál es su tope y la cantidad de riesgo que es asumible. El segundo es el piloto de pellizco y rabia, alguien capaz de fiarlo todo a la suerte y la audacia. Si en el basket pudimos disfrutar de Magic versus Bird, Hunt y Landa no tienen nada que envidiarle a esos otros dos genios a la hora de mostrar dos antagonistas más carismáticos.
La evolución del mutuo interés que va creciendo del uno por el otro no resulta nada forzada y uno termina comprendiendo por qué cada una de las dos trayectorias es tan importante para el el devenir de sendas trayectorias. La fuerza de Hembsworth y la serenidad de Brühl terminan arrojando un resultado espectacular que da tintes homéricos a todo lo que estamos viendo, como si Aquiles y Héctor hubieran abandonado el cruel bronce en pos de competir bajo otra clase de casco y desafiando a los elementos.
Tras haber visto el film, con sus imágenes setenteras todavía desfilando por mi cabeza, me agradó leer que un crítico cinematográfico de la experiencia de Oti Rodríguez Marchante consideraba que Rush tenía momentos de western. Ciertamente, creo que es una atinada reflexión, porque algunos de los mejores clichés de ese género sirven para la propuesta de Howard.
A pesar de todo el riesgo, estas dos horas consiguen que incluso aquellos que no compartimos esa fascinación por este mundillo, suframos y queramos a estos dos excepcionales protagonistas. No parece poco mérito. Cine comercial con excelente presentación.
http://hoycinema.abc.es/noticias-cine/20130918/critica-rush-ardor-calvario-729247.html
FOTOGRAFÍAS EXTRAÍDAS DE LOS SIGUIENTES ENLACES:
http://collider.com/rush-review/
http://regularlyscheduledprogramming.com/2014/01/movie-review-rush-2013/
http://regularlyscheduledprogramming.com/2014/01/movie-review-rush-2013/
No hay comentarios:
Publicar un comentario