domingo, 10 de abril de 2016

SEÑORES DEL OLIMPO


Javier Negrete es una de las mejores noticias que ha tenido la literatura española orientada a la fantasía durante los últimos años. Este autor madrileño, formado en Filología Clásica, pertenece a esa clase de autores que nunca dejan indiferente al público. Así, su versatilidad puede llevarle a brindar una saga tan extensa como la de Tramórea, en un universo imaginario creado por él mismo, o a brindar un fantástico what if...? donde Alejandro Magno no fallece en Babilonia y se lanza a por la conquista de Roma, vengando así la derrota sufrida por su propio tío en la Península Itálica [RESEÑA ALEJANDRO MAGNO Y LAS ÁGUILAS DE ROMA]. 



Hoy abordamos uno de sus trabajos más recordados, el cual fue galardonado con el premio Minotauro en 2006. Como suele ser habitual en su prolífica pluma, la ambientación de su relato no puede ser más mitológica: Señores del Olimpo. Nos situamos en los remotos días donde Zeus y sus temibles rayos gobiernan la Tierra. Los dioses, pese a sus poderes, tienen caprichos y debilidades muy humanas. Son coléricos, envidiosos, se conmueven ante la amistad o se pierden en aventuras apasionadas con los propios mortales. En realidad, solamente su fuerza y longevidad a través de la ambrosía los diferencian de unos adoradores que les suplican, tremen y, en no pocas ocasiones, intentan evitar. 



Tras haber derrocado a su propio padre, el Zeus de la novela de Negrete tiene más problemas que sus constantes escenas conyugales con Hera, la cual le ha negado el acceso a sus aposentos por el plazo de dos años, aludiendo a las constantes infidelidades con las que la ha martirizado. De la nada, ha surgido una advenediza criatura llamada Tifón que clama ser hijo legítimo de Cronos y el futuro señor del Olimpo. En principio considerada como una broma de mal gusto, todas las deidades empiezan a inquietarse ante una serie de cambios climáticos y malos augurios que invitan a pensar que su era de dominio van a derrumbarse. 



Una serie de fantásticos escenarios se abren ante nuestros ojos lectores: Delfos, Cnossos, Troya, etc. Sin embargo, lo más fascinante son los personajes. Como Homero ejemplificó con maestría, uno de los grandes atractivos de las deidades clásicas helenas es su arrolladora y carismática imperfección. Así, Negrete muestra un Ares que es una masa de músculos, de personalidad violenta y egoísta, un poderoso pelirrojo que tiene unos temibles perros para la guerra. Llegado de un horrible exilio por quebrantar sus juramentos, el poco apreciado hijo de Zeus recibe instrucciones para contener con un poderoso ejército los peligrosos movimientos de los gigantes que avanzan a territorios humanos.



Apenas una muestra del elenco manejado, el cual, además, tiene la notable ventaja de tener unos derechos de autor muy remotos en el Caos de las brumas del tiempo y el ombligo de Gea. Uno de los más notables caracteres trazados es el de Atenea, una diosa de gran inteligencia y virtudes, pero asfixiada por los votos que le impone su rol, frente a las caprichosas banalidades de otras de sus compañeras del Olimpo. También resulta reconocible Hefesto, el hábil herrero de los ejércitos de Zeus, avergonzado por su aspecto físico y humillado por las constantes infidelidades a las que lo somete su atractiva esposa Afrodita.  



El mérito de esta carismática novela mitológica es tener un halo de tragedia inminente, unas profecías a lo Macbeth que van provocando a los integrantes del mismo a tomar los pasos que los encaminarán al destino que querían evitar. Los capítulos son breves y sus diálogos contundentes. Igual que hicieran décadas atrás Stan Lee y Jack Kirby para los relatos asgardianos de los cómics de Thor, Negrete se sumerge sin miedo al ridículo en las pomposas y altisonantes declaraciones de Zeus y su prole. El secreto de su éxito es que lo hace de una manera adictiva y que nos lleva a aceptar su juego. 



Se trata de una inmersión en un mundo de oráculos y fatalidades, pero también en el de unos seres muy poderosos e invocados de tiempos remotos pero que, por paradójico que resulte, nos recuerdan mucho a nosotros mismos en sus cambios de humor, sus problemas de familia, el temor por sus seres queridos y su incapacidad de gobernar sus propias pasiones. Se trata de un relato de fuerza y que proporciona horas de honesto y épico entretenimiento. 



Centauros, parcas y huevos de dragón que harían las delicias de cierta khaleesi se sucederán para dar mayor sabor a la aventura. Como es menester en esas alturas del Olimpo, líos de alcoba, celos e incestos estarán a la orden del día, siendo tan veloces los cotilleos en dicho monte como la capacidad de Hermes para mandar mensajes. 



Un excelente pasatiempo para un fin de semana. 



FOTOGRAFÍAS EXTRAÍDAS DE LOS SIGUIENTES ENLACES:



http://www.casadellibro.com/ebook-senores-del-olimpo-ebook/9788445078013/1902827



http://www.ediciona.com/senores_del_olimpo-dirpi-123.htm



https://www.atenas.net/actividades/excursion-delfos

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