Es una tierra inspiradora de leyendas como la de Aladino, de genios que concedían deseos, con refugios en cuevas para los ladrones y hermosas esclavas de harén que adormecen con sus cuentos... Desde el pasado mes de agosto, Jean Tabary abandona a su suerte al gran visir Iznogud. El pequeño gran personaje de cómic es ya oficialmente huérfano por los dos lados, hace ya un poco más, el otro "papá", René Goscinny, le dejaba una noche donde su criatura soñaba con ser califa en lugar del califa.
Lo cierto es que me he sentido muy sorprendido por la noticia, pillándome de vacaciones en el norte, no ha sido hasta echar un vistazo en el blog de "Corra jefe, corra", donde me enteré de la trágica noticia, por cierto, les recomiendo el homenaje al dibujante por parte de Chespiro. Tabary había sido el leviatán que había mantenido al primo con mala fortuna de Yafar, tras la desaparición de Goscinny, el gran guionista, él había mantenido la flota islámica, incluyendo su activa colaboración a la serie de animación que adaptó sus viñetas e incluso una película con personajes reales.
Aún hoy en día sumergirse en las historieras de Iznogud es una gozada para los lectores. Irónica, mordaz... el hecho de que el protagonista sea un villano solamente refuerza a su autor. El gran visir es una mezcla de Joe Dalton y los malvados y ambiciosos consejeros de los cuentos de "Las mil y una noches", salpicado en todo momento por un gran sentido del humor y un estilo personalísimo de Tabary en sus lápices.
Lo más gracioso de Iznogud, que ahora solamente cuenta con los desvelos del no demasiado espabilado Dilá Lará, es que en realidad su vida sería estupenda si viera las cosas más allá de su nariz aguileña y ambiciosa. Su inocente califa le considera el más eficaz de sus colaboradores, vive en la opulencia de una gran ciudad y tiene todo el control menos el título... pero eso le corroe y le lleva a iniciar maquinaciones que, por supuesto, le conducen al desastre.
Me viene a la mente una disparatada historia que estos dos genios del humor crearon cuando los mongoles invaden las tierras del amado El Poussah. Las hordas bárbaras cuentan con un astuto consejero que presente que su Khan pierda la batalla y él pueda hacer una salida y pactada del conflicto que le permita ser la cabeza visible de un gobierno colaboracionista. Desgraciadamente para el mongol, Iznogud piensa hacer también todo lo posible para que Bagdad pierda esa guerra, llevándose al califa enjaulado y quedando él al control del todo. La historieta es una sucesión hilarante de gags de los dos traicioneros validos que tratan por todos los medios que sea su adversario quien cumpla fielmente su obligación cara con su señor.
Al igual que le sucedió a otro dibujante maravilloso, Uderzo, Tabary enfocó la serie en un sentido más fantasioso que él establecido por René, mucho más amigo del desarrollo del perfil de personajes y de los giros lingüísticos (conocido era que Goscinny sabía de la habilidad de Tabary para los dobles sentidos, por lo cual plagaba los diálogos de viñetas con esos giros).
Eso sí, dicen las malas lenguas que en Pont L´Abbé d´Aurnoult, la tumba de Tabary está vacía, que en realidad todo fue el truco de un nigromante a quien se vio recientemente por El Cairo... solamente hay noticias fehacientes de que un elegante hombre con gafas, bigote bien recortado y aspecto paciente, escucha las interminables monsergas de un tipo bajito seguido por otro corpulento y poco espabilado allá por un palacio iraquí en unas lejanas montañas que se han mantenido alejadas de la terrible guerra...
- Me da igual que quieras tomarte un año sabático... ¿lo has entendido? Je veux être calife á la place du calife...
Tabary sonríe mientras menea la cabeza.
- Bueno, habrá que consultarlo con René...
Y es que el visir nunca ha sido la clase de tipo que se rinde por pequeñas futesas.
Uno de tus mejores artículos, amigo.
ResponderEliminarMuy bien visto el parecido con Joe Dalton, con quien comparte carácter colérico.
Descanse en paz.
Gracias a ti por el comentario y aún más por la información que ha servido para este modesto pero necesario homenaje a Tabary y su personaje más recordado.
ResponderEliminarY sí, la semejanza con Joe Dalton me parece innegable. Saludos, amic Chespiro.
Emotivo homenaje. Adoro ese Iznogoud dibujado a mano "amicablement"
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