Narración con voz en off. Uso acentuado y abusivo del flasback, imágenes congeladas para resaltar lo más obvio, temas musicales conocidos por todo el mundo, tratando de contar lo mismo que en "El Padrino" pero desde abajo... Aparentemente, al aceptar llevar a la gran pantalla las desventuras del testigo protegido Nicholas Pileggi, Martin Scorsese no se estaba embarcando en el viaje cinematográfico de su vida.
Y, pese a todo lo dicho, estamos ante una monumental obra maestra, una película increíble que aún hoy en día se mantiene como clásico vigente y tiente visos de que terminará siendo catalogada como obra maestra con el devenir de las décadas.
Nada menos que 30 años de vida en el crimen organizado es lo retratado con amenidad y descarnada verdad de la mano del director italoamericano. Ray Liotta encarna a Henry, quien desde niño ha querido ingresar en ese mundo porque es lo que ha visto en su barrio. Indudablemente, estamos ante la mejor interpretación hasta la fecha de la carrera de este actor, su mejor y más inspirado trabajo, formando pareja con Lorraine Bracco (no es casualidad que ella terminase trabajando en "Los Soprano", serie que bebe mucho de Goodfellas).
Mientras Henry intenta subir en el escalafón, las maestrías de esta película se evidencian. La escena en la que los personajes de Bracco y Liotta entran por la puerta trasera del restaurante hasta las primeras mesas es una clara pero estupenda metáfora de cómo es ascender por ese submundo. Atención a que aquí las amantes, mujeres y damiselas que rodean a estos caballeros de gatillo fácil tampoco son unas sufridas ángeles del hogar, no pocas veces se aprovechan de ello y son igual de hipócritas.
Desde la distribución de tabaco robado hasta el mismísimo negocio de las drogas, por la vida de nuestro antihéroe (aunque la película nunca da un juicio moral, lo cual es estupendo) se va rodeando de verdaderos gángsters, especialmente Tommy, representado por el inefable Joe Pesci, en el papel de sociópata que tan bien le va.
Pesci, que ha hecho este papel mil veces, maneja a la perfección la capacidad de pasar de un estado de ánimo a otro de furia, lo cual está muy bien aprovechado en sus diálogos. Nadie se puede fiar de un tipo así, ni siquiera sus amigos. Para los amantes de las anécdotas, la madre de Tommy es la mismísima progenitora de Scorsese. En verdad, hay mucho humor negro en esta pieza.
En segundo lugar, destacar a un inconmensurable Robert De Niro como Jimmy, el verdadero hombre que cruzado la frontera, el frío ejecutor de la banda de Paulie Cicero (un Paul Sorvino que nos está anticipando lo que hará James Gandolfini años después). De Niro sale muy poco en pantalla, su rol es secundario, pero está omnipresente, solamente con su mirada, el espectador ya sabe a qué atenerse, su fría manera de actuar y lo que esconden sus sonrisas. Otros secundarios a destacar son Frank Vincent y Samuel L.Jackson (muy desaprovechado este último).
Pero todo Imperio, incluso el más modesto dentro de la tela de araña de la corrupción, tiene su final. Liotta (y una magnífica labor de los maquilladores) marcan a la perfección el deterioro físico, moral y mental de un hombre que empieza, al igual que la cinta, a transformarse en una bajada cuesta abajo y sin frenos.
Absolutamente recomendable. Y uno de los pocos casos en que el título traducido casi es mejor que el original. A fin de cuentas, si hubiera sido uno de los nuestros... habría disparado.
Brutal película y una respuesta genial al esquema impuesto por El Padrino.
ResponderEliminarDe Niro se sale, como siempre.
Solamente un genio (Scorsese) puede responde impunemente a otro (Coppola).
ResponderEliminarSí, De Niro sobresale pese a su rol secundario, con un registro muy potente. Atentos también a Ray Liotta, Pesci, Sorvino y Bracco.