viernes, 27 de agosto de 2010

EL RETRATO DEL PRÍNCIPE AZUL




Título: El retrato de Dorian Gray







Autor: Oscar Wilde






Para Dorian fue un momento. Quizás el último instante de felicidad verdadera, cuando se vio en aquella pintura de su amigo y mecenas, Basil, debió de pensar que al igual que los mitos homéricos, él era diferente. Era joven y hermoso, hasta unos niveles que otros suspirarían por alcanzar.




Desgraciadamente, el tiempo entonces enturbió el reflejo de su propia perfección. La promesa del ataque de los años, las arrugas... Iban haciéndose mucho más fuerte que las mujeres que le amarían, los amigos que le envidiarían y los placeres que le aguardaban.







Entonces, como un moderno Fausto, lanzó un ruego de que eso no aconteciese. Con una premisa tan aparentemente simple, miedo a la decrepitud y la decadencia, comienza un relato de Oscar Wilde, indudablemente uno de los escritores más geniales del siglo XIX. Generación tras generación, el temor universal de Dorian y la fascinación por su marco victoriano se perpetúa en re-ediciones, versiones cinematográficas y hasta artes pictóricas.







Por extrañas circunstancias, el soberbio retrato elaborado por Basil empieza a corromperse, lenta, pero perceptiblemente, va notando los estragos de la edad. Dorian, va sorprendiéndose de las extrañas energías renovadas, como si de repente fuese, invulnerable, eternamente joven... una re-encarnación humana de Dionisio. Pronto, encontrará la conexión, la pintura sufrirá el peso de los pecados que cometa y el paso de Cronos, mientras él siempre conservará la fría sonrisa del retrato.




Esta idea tan interesante de Wilde, es solamente la excusa del escritor para desmontar a todo el modelo victoriano y el carácter británico de la época. Dorian, en un principio, es solamente un muchacho temeroso de la muerte, pero, de la mano de Basil, conocerá a Lord Henry, un noble cínico y sarcástico que introducirá al joven míster Gray en un mundo de tonalidades grises, donde los colores blanco y negro del bien y del mal que pensaba conocer, se desmoronan. Indudablemente, Henry es el verdadero motor de la novela.




Increíblemente inteligente, aburrido de la vida que todos llevan en una aristocracia acomodada y mediocre, Henry piensa que el muchacho presumido que se deja querer por Basil (esto se puede interpretar literalmente) tiene un gran potencial para ser mucho más. Como si fuera el más divertido de los muñecos de arcilla, Dorian se deja moldear por Henry, quien en todo momento le asesora, aconseja, aprueba y censura. A pesar de las preocupaciones de Basil, sobre la nefasta influencia de Henry, Gray termia rendido ante él, que en cierto sentido parecería un reflejo del propio Wilde, cautivador: "Le acompañaré. Pero solamente con una condición. Que hablé, prometa que estará hablando durante el trayecto. Porque necesito escucharle", llegará a decirle.



Sabido es que esta obra cosechó excelentes críticas por su estilo narrativo y erudicón, pero que siempre se la oscureció por su carga homosexual (el triángulo Henry-Basil-Dorian es más que evidente), reflejo de la propia condición de Wilde. Siempre he pensado que es una crítica ridícula, sin ir más lejos, la relación de Dorian con la joven actriz Sibyl, es tratada con el mismo interés, luego Wilde en ningún momento hace apología de nada. Nos importa muy poco, como suele suceder, si la historia es chica conoce a chico, viudo conoce a viuda, hombre conoce hombre o leopardo conoce a elefante... lo que los lectores suelen buscar son cosas originales y bien hechas.




En realidad, Dorian es la historia del hartazgo y del cansancio. Su relación de protegido de Basil le termina hartando porque le corta las alas, su apasionado romance con Sibyl, una pobre pero exuberante actriz, temina de una manera cruel e inesperada cuando Dorian es incapaz de asumir que ha confundido a Julieta con la chica londinense. Gray se convierte en un antihéroe despiadado a quien además, las sugerencias de Henry van refinando más y más, hasta convertirlo en una cosa amoral. Mientras, su cuadro permanece oculto y consumiéndose por los excesos de su dueño.


Por buscarle tres pies al gato, decir que como por ejemplo le sucede a Patrick Süskind en El Perfume, hay momentos donde Wilde se recrea tanto en lo que está haciendo, siendo probablemente consciente de la brillantez de la situación, que se recrea. Tras el prometedor librito que le entrega Henry, tenemos el brillante diálogo: "Me apasiona", HENRY: "Así que te gusta..." DORIAN: No he dicho eso. He dicho que me apasiona, no que me guste" HENRY: Vaya, así que ya has llegado a esa parte". Los instantes de adiestramiento de Dorian en ocasiones se alargan hasta el exceso, por el gusto estético de un escritor impecable pero que, probablemente aquí, esté encantado de conocerse así mismo, relamiéndose en cada página.

Sorpende pensar de no haber sido por las trabas y censuras de la época, hasta dónde hubiera llegado la afilada pluma, ya que las orgías y escándalos que asoman por el velado tapiz son tremendamente osadas para la época. Es curioso que recientes adaptaciones cinematográficas hayan incurrido en el error de acentuar tanto ese hecho, descuidando muchos otros aspectos de la creación hedonista de Wilde, aunque sin embargo, al fin Lord Henry ha encontrado su digna caracterización en Colin Firth quien ha sabido captar a este mentor de lo macabro.

Pero, ésa es otra historia y habremos de hablar de ella en el futuro... de momento, baste con quitarse el sombrero ante el maravilloso relato de Wilde.



miércoles, 25 de agosto de 2010

EL TALLER DEL VIEJO DIABLO



Título: Antes de que el diablo sepa que has muerto (Before the Devil Knows You're Dead) (2007)
Director: Sidney Lumet
Guión: Kelly Masterson
Reparto: Philip Seymour, Ethan Hawke, Marisa Tomei, Albert Finney, Rosemary Harris, etc...
Fotografía: Ron Fortunato
Música: Carter Burwell
Siempre me ha gustado que en este blog se trabaje una obra reciente. Con ello, ni mucho menos, se trata de hablar sobre cosas de actualidad, de hecho, puede haber una modesta reflexión sobre una obra antigua, repleta de sensación cercana. Al referirnos a reciente, implica que se haya visto o leído en un margen de tiempo razonable, el objeto, no diría de estudio (sería demasiado pomposo para este blog tal verbo), pero sí impresiones que puede suscitar. No es justo juzgar algo que se lleva tiempo sin tocar.
En una parada por Barcelona, de viaje, no he tenido mucho tiempo de hacer uno de esos esayitos, pero creo que he aprovechado bien el tiempo en otras cosas, también en Portugal, no solamente en la zona catalana. Como sabía que tocaba película, cuando en casa de un pariente dio la casualidad que ponían esta película, de la cual no sabía de su existencia, pensé que si merecia un poco la pena, sería la primera que presentaría. No sabía cuán errado estaba... no solamente lo merecía, sino que era un acto de justicia hacerlo.
Esta película está rodada por un director veterano, curtido en mil batallas. No es una mera anécdota, de hecho, todo en esta obra está hecho con la maestría del veterano, el hechizo del encanto de lo simple, la certeza de que la línea recta es la distancia más corta entre dos puntos. Nada de estruendos, despacito y con buena letra. La banda sonora es maravillosamente simple, acompañando siempre en sumisa subordinación a los actores, mientras que el rodaje y montaje crea un pequeño escenario, en una ciudad cualquiera, con una clase media que podría ser, sin problema alguno, vecina nuestra.
La búsqueda de dinero fácil, lleva a Andy (Philip Seymour), a una mala situación. Aunque cualquiera podría pensar que un tipo con una mujer hermosa (Marisa Tomei) y que veranea en Brasil (atentos a esa escena), con trajes y despachos fríos, es la última persona en números rojos... una auditoria próxima podría desvelar varias incorreciones, muy serias. Éste, convence a su hermano, Hank (Ethan Hawke), para planificar un atracado a una joyería. Al más puro estilo Fargo, le promete que nadie resultará herido, es un golpe muy sencillo. ¿Por qué? Será en la joyería de sus mimísimos padres, los sábados por la mañana la tienda solamente es vigilada por una anciana a punto de jubilarse y... el seguro cubrirá los gastos. Hank, que está superando a duras penas su divorcio y carece de oficio o beneficio, pese a reticencias morales, se deja seducir por el hermano mayor.
Hemos empleado antes el término moral y no es gratuito. El brillante guión de Masterson merece un monumento, sabe captar a la perfección a un mundo hipócrita y al que no juzga, pero que invita a pensar que las tonalidades grises de todos los personajes (la mujer de Andy lo engaña sin rubor, mientras que éste focaliza más sus energías en el placer efímero de las drogas antes que en encauzar su matrimonio, mientras que Hank, pese a saber lo que está bien, no lo hace, por una debilidad que le impone siempre su situación), son las que pueden haber ido llevando a esas ciudades, que como diría cierta canción, ya no dejan sitio para nadie.


Planteado el inicio, aquí entra la mano diabólica del director, se niega, a pesar de tener ya una buena historia, a ponerlo tan fácil. Desde que sabemos esto, el desarrollo del nudo oscila, al estilo "Magnolia", en pequeños retazos,la visión de cada uno, de los desventurados padres, de los dos ladrones, de su cómplice... Únicamente juntando el rompecabezas lo sabremos todo... o casi todo. Desde ese momento, los espectadores nos convertimos en niños en una montaña rusa, no sabemos donde acabaremos... pero queremos que nos conduzcan porque es divertido.


La desgracia (no desvelaremos nada en beneficio de quienes no las hayan visto aún) que desencadena el robo, planteará muchas más dificultades de las que supuestamente iba a resolver. Nadie es realmente consciente de qué pasó, pero el dueño del negocio, un inconmensurable Albert Finney, se niega a pensar que lo que pasó una mañana cualquiera, fuera fruto del azar. Si Dios no juega a los dados con el universo, debe existir un rastro. Ni la policía ni sus más allegados parecen seguir en lo que a fin de cuentas es un anciano desolado... pero los viejos caimanes suplen sus cansados dientes con perseverancia.
La intrahistoria que se cuenta va atrapando, el inicio propio de cine negro y el suspense va sustituyéndose por una carga más profunda. Philip Seymour realiza a la perfección su labor, este actor se convierte en el calco de un ideal, en el reflejo vivo de un burgués acomodado pero sin alma. Bajo su pragmatismo hay una falta de ética impresionante, una amoralidad que asusta por lo convincente de la misma y unos escrúpulos nulos. Solamente hay un pero, como bien me advirtió un amigo, el enfrentamiento dialéctico final de Seymour con su esposa, conmovedor en muchos aspectos, falla incomprensiblemente al negarnos un plano de los dos, el momento de la ira contenida no asuta al explotar. No queremos, por bueno que sea, ver como Seymour despliega esas palabras, sino la reacción en la mujer de Andy... se pierden unos segundos muy valiosos.
Y entonces, llegamos al final. A un impresionante desenlace, hemos de apuntar. Más propio de la visceralidad del Antiguo Testamento que del tono moderno que impregna la película. Los dos hermanos, al más puro estilo de la novela rusa del tránsito del XIX al XX, están destinados a chocar, la falta de escrúpulos de Andy junto con las flaquezas de Hank (impagables, por duras, sus conversaciones con una hija de la que no tiene custodia y le llama fracasado) no puede sostener la farsa eternamente. Entonces comprendes que todo estaba medidato, que la vieja araña te ha traído a su cubil porque desde el primer momento deseaba que estuvieras en ese punto.
Nada había sido dejado al azar. Albert Finney y Rosemary Harris están en uno de los flashback por algo y, además, la obra de teatro que está viendo no es escogida por casualidad. La intencionalidad ha sido total desde el primer momento, así como la no siempre considerada Marisa Tomei aprovecha a la perfección una gran dirección para convertir las escenas de cama en algo más que un requisito del cine actual, la sana pretensión de una persona de notar que los ojos que la miran siguen manteniendo el interés por ella... A pesar de su infidelidad o la falta de habilidad de Hank, así como los personajes de reparto (excelente casting), si no siempre son morales (de hecho, casi nunca), al menos tienen un motivo ulterior. Pero el drama de Andy es que ni siquiera lo encuentra, de ahí su decisión final, casi shakespiriana.
A fin de cuentas, vivimos en un mundo tan ajetreado, que buscamos los tres pies al gato. Pero, si fuésemos como el personaje de Albert Finney, recordaríamos a ese viejo diablo que trabaja sin sueldo fijo en un oscuro taller y conserva la libreta de aquellos clientes que algún día le podrían ser útiles.
Más sabe él por viejo que por... en fin, ya saben el resto. Y Lumet, que ya lo sabía, simplemente apaga las luces del taller, son la satisfacción del deber cumplido.

lunes, 23 de agosto de 2010

OPERACIÓN RETORNO



Recién llegado como quien dice, el blog retoma su actividad con toda normalidad. Amarcord ha vuelto (algún dia tengo que subir una reseña de esta magnífica película italiana, pero con el cansancio y ajetreo acumulado hoy no podría hacerle justicia).
Agradeciendo como de costumbre vuestra paciencia, espero que ya a partir de mañana, el blog siga su andadura con una buena productividad de entradas, así que muy cordiales saludos.
Asimismo, tengo que ponerme al día en muchos de los blogs que más me gustan.
Nada mejor que volver a Ítaca tras venturoso viaje.

sábado, 7 de agosto de 2010

VACACIONES

Queridos lectores/as:

El blog dejará de mostrar novedades durante dos semanas por motivos de varios viajes propios de estas fechas. Transcurrido ese tiempo, volverá a funcionar con toda normalidad. No puedo despedirme sin agradecer vuestra atención y fidelidad, así como a los interesantes comentarios que algunos/as queridos compañeros, han querido brindar sobre algunas de las obras analizadas
Feliz verano y nos leemos muy pronto,

miércoles, 4 de agosto de 2010

GOOD MORNING, USA

Título: American Dad







Cadena: Fox







Primera emisión: 3 de julio 2007-Actualidad







Creadores: Seth MacFarlane, Mike Barker y Matt Weitzman




Seth MacFarlane es reconocido por hacer muy bien una cosa, comedias animadas familiares con un sentido muy ácido, como una versión aún más provocadora de los legendarios Simpsons. Pero precisamente la alargada sombra de la genial creación de Groening, señalando que su celebrada Family Guy es un plagio y que, American Dad no pasaría de ser "el plagio del plagio".




La verdad es bastante diferente, nada impide disfrutar de las dos creaciones de manera independiente. Difusa pero lógica, hay una coherencia y estilo en el clan amarillo, mientras que Padre de Familia es una sucesión de gags (en ocasiones, geniales y brillantes) donde los personajes, salvo quizás Brian, no muestran una personalidad constante, adaptándose a lo que el momento humorístico requiera. American Dad, pese a que muchos la consideren el clon de la anterior (de la que ya hicimos una reseña), es una realidad bien diferente.




El hecho de que esta creación sea compartida parece haber atemperado el carácter de MacFarlane, Barker y Weitzman dan un toque de humor político más sútil del que Seth suele, se nota en una mayor estructura del núcleo familiar, menos alteraciones en la personalidad de sus sujetos y unos secundarios más fijos. A cambio, American Dad suele producir un efecto en los seguidores de Family Guy, el dibujo les recuerda mucho a los Griffin, al verla menos acelerada y explosiva que la misma, suelen considerarla un mal calco.



En verdad, el estilo de American Dad basa su fuerza en cosas muy actuales, oscilando todo alrededor de Stan Smith, un paterfamilias norteamericano que trabaja para la CIA.



Stan es el producto de la era Reagan, un republicano de pura cepa y encantado de conocerse a sí mismo en el país de las oportunidades. Stan, a diferencia de Homer o Peter Griffin, sería un individuo sensato y equilibrado... salvo por su paranoia terrorista y sus prejuicios heredados de un mundo en la Guerra Fría.




El núcleo familiar que convive con el perfeccionismo de Stan es su esposa Francine, su hijo Steve y su retoña liberal, Hayley. Acompañándoles, como en toda serie de MacFarlane que se precie, hay dos extravagancias para la ecuación: Klaus (un pez parlante, otrora atleta olímpico en la Alemania Oriental, experto en rematar escenas que se atascan con frases ingeniosas) y Roger, un extrarrestre que ejercería el papel de Alf... suponiendo que Alf hubiera tenido problemas con la bebida, mltples personalidades y viviera la vida de un holgazán ecantado de su abulia (bueno, quizás no sean tan distintos, a fin de cuentas). Especialmente en el caso de Roger, se nota que es el personaje más mimado por Seth.
La serie tuvo un buen arranque, pero conforme avanzan las temporadas, aparte de aumentar la visceralidad en las reacciones de los personajes, ha ido subiendo peldaños hasta enmascarar con inocente estilo cartoon, auténicas bombas de relojería (la discriminación a las parejas del mismo sexo a la hora de adoptar, la paranoia atiterrorista, la segunda enmienda y el derecho a portar armas, el trato de los prisioneos en las guerras de Oriente Medio, etc). De este tipo de episodios, el del oro de Oliver North es sin duda, aparte de los más divertidos, una lección de Historia de la administración de Bush Sr. y su política exterior de primer nivel.



Otros como "Virgen a los 40", sorprenden por el juego de palabras del que allí hacen gala, cuando todo el mundo imagina que versará sobre el bautismo de fuego en las relaciones sentimentales...resulta que es otra la prueba la que Stan no ha superado, lo cual no deja de ser irónico teniendo en cuenta su oficio. Aún a costa de ir paulatinamente algo más locos a los personajes (véase el de Francine con George Clooney o las locuras de Steve), los argumentos han ido ganando en picardía a pasos agigantados.



Del elenco de secundarios hacer sobresalir a los padres adoptivos de Francine, el peculiar novio de Hayley, Jeff Fisher o el jefe de Stan, Bullock... Como es costumbre, los dobladores (entre los que destaca el propio Seth), hacen una magnífica labor. En definitiva, una divertida serie con mucho camino por recorrer y de la que se puede esperar mucho en el futuro.

lunes, 2 de agosto de 2010

TOPARSE CON UN GATO NEGRO EN UN CALLEJÓN


Guión: Juan Díaz Canales



Dibujo: Juanjo Guarnido


Es una melodía clásica, un dulce jazz que se escucha en un tugurio para nostálgicos,el sabor amargo de un café de madrugada mientras se estampa el cigarrillo en el cenicero.
Por desgracia, no es de nuestras editoriales. El gato negro se escapó buscando el acogedor sistema franco-belga, a pesar de que tanto su guionista (director de animación y además buen hacedor de argumentos en las viñetas), combina su talento con el también español Juanjo Guarnido. Sirva como enésimo ejemplo de que el talento está ahí flotando... para quienes tienen la osadía de verlo. Lamentable que no se publique directamente en España, pero eso es otra historia y no debe enturbiar esta modesta reseña.
Guarnido, el dibujante, es un excelente artista, carácter granadino tapizado por la Escuela Disney, lo que a buen seguro le ha permitido adaptarse fenomenalmente al tono animalizado de este album. La combinación de los dos talentos ha traído de nuevo a la novela negra, al más puro pulp, quizás, dirán algunos, con un tópico detrás de otro... pero llevados a la perfección y con maestría artesana. Esa gran ciudad convertida en una jungla (más que nunca en este cómic el apelativo "jungla" o "selva") donde nadie duerme realmente sin tener un ojo abierto...
Blacksad es un investigador privado que de momento solamente ha vivido tres grandes casos (aunque en septiembre podremos disfrutar del cuarto) y desde el primero de ellos, "Un lugar entre las sombras", los lectores/as sabemos las coordenadas donde nos moveremos. La antigua amante asesinada en misteriosas circunstancias, la caza de brujas durante la Guerra Fría, las sombras del racismo en lo más rancio del originario Klan...
Particularmente, desconocí al simpático felino hasta que me regalaron precisamente el tercer album, que trataba del secuestro de una niña que se va complicando, como ya hemos dicho, por la tristemente célebre organización racista. El cómic tenía un ritmo muy ágil, además, como ya hemos visto en otra obra maestra, Maus, la simbología de las fabulas no es simple. Que nadie espere que esto sea una edulcorada reducción aniñada, aquí un perro no necesariamente tiene que llevarse mal con el gato, el oso pude estar amaestrado y un pequeño sapo puede estar detrás de todo. El talento de los lápices roza lo soberbio.


Imaginaba por las referencias de aquellas páginas y el triángulo amoroso perfectamente resuelto, así como la cuestión social, sin moralina pero con piedad de la buena en un final nevado, habría más aventuras, pero no fue hasta estar invitado en casa de un colega cuando encontré los otros dos ejemplares. En menos de una hora estarían devorados, merced a la generosidad de mi anfitrión.




Especialmente, las aventuras tienen la virtud de saber copiar a los mejores exponentes del género, adaptarlo a sus necesidades... y darle un giro de tuerca. Hay algo de "El crack" en el desenlace del primer tomo y un final bastante duro, pero coherente, de los buenos... Si te gusta el pulp bien hecho y el cine negro, Blacksad es tu cómic, no te dejes engañar por los gallos y los cisnes.
Apenas tres números y uno en el horizonte no deberían darle a uno la categoría de clásico, el propio Canales, en un alarde de modestia que se agradece en estos tiempos que corren, afirma que le marea un poco el tema, que mueve el cerebro y le salen varias decenas de obras mejores que Blacksad. Desafortunadamente, nosotros no tenemos esa suerte y vemos que el gato y su nuevo acompañante de desventuras han venido para quedarse en las estanterías... y a buen seguro volverán a aparecer por muchos blogs, revistas y reseñas de todo tipo.
Desde su irrupción en el Salón del Cómic de Barcelona, este album revelación se ha convertido en un objeto mimado por todos, hacen una edición inglesa y se la prologa el mítico Jim Steranko, gana premios por doquier y deja a su pareja de artistas en la más dulce de las estaciones. Y es que, al final, toparse con un gato negro en un callejón oscuro no siempre tiene que traer mala suerte.