Duración: 140 minutos.
Director: Ridley Scott.
Guión: Brian Helgeland, Ethan Reiff y Cyrus Voris.
Año: 2.010.
Nacionalidad: Estadounidense.
Reparto: Russell Crowe, Cate Blanchett, Max von Sydow, Mark Strong, Mathew Macfadiyen, Mark Addy, Danny Huston, Robert Pugh, Gerard McSorley, Eileen Atkins, Douglas Hodge...
Fotografía: John Mathieson.
Música: Marc Streitenfeld.
En principio, sonaba bien la ecuacion. Poco importaba la falta de rigor histórico, si siempre se señalarán las mil licencias de Gladiator, tampoco nadie puede negar su épica y que es probablemete el mejor peplum posible. Ridley Scott repetía protagonista y a buena fe, que hay pocos actores en la actualidad como Russell Crowe para encarnar al principal rol de un film de acción.
Coger el mito de Robin Hood ponía bastantes barreras. Si se tienen buenos fondos para decorado (esta película los tenía y ha recreado majestuosamente tanto los castillos medievales como la mística del bosque de Sherwood), es relativamente hacer una buena película. Lo complicado será ser original y darle un giro de tuerca. Sumándose a la moda (quizás excesiva) de hacer un Year One de todo, por parte de Hollywood, Scott sucumbe a revisarnos la gestación del héroe.
El guión que sus escritores le han preparado arranca bien, muy bien me atrevería a decir, incluso. Los menos familiarizados con la historia de Inglaterra se sorprenderán de la realidad del regreso de Ricardo Corazón de León de su polémica Cruzada, momento que Scott aprovecha para presentarnos a un Robin distinto. Un pobre diablo que sirve como arquero del ejército británico y que se gana la vida con su destreza y sus juegos trileros. Querrá la suerte que cuando esté a punto de ser castigado por haber tenido una opinión políticamente incorrecta (genial definición de lo que fue San Juan de Acre), la muerte de Ricardo le permita a él y un puñado de compinches volver con la Corona que habrá de heredar su querido hermano Juan Sin Tierra (un Oscar Isaac que cumple el objetivo de que queramos atizarle desde la primera escana, ay, simpre maltratando al pobre Juan en literatura y cine. Menos mal que gracias a Agora sabemos que Isaac puede ser mucho más agradable).
Con un tono desenfadado y apoyándose en el talento de Crowe y muy buenos secundarios, Robin y su panda lograrán mantener a farsa de que son caballeros ingleses de retorno a su tierra, aunque el temor a ser descubiertos sigue latente. Esto les lleva a Nottingham, donde la película, bajo mi modesta opinión, empieza a fallar, no hasta niveles malos, pero sí más tediosos que el tono aventurero a lo Indiana Jones que presentó el primer acto. Mark von Sydow encara a un viejo lord a quien Robin tiene que comunicar la mala noticia de que su hijo ha fallecido, devolviéndole su espada, para sorprenderse de inmediato ante la oferta del anciano. El sheriff, siguiendo los dictados del nuevo rey (Mathew Macfadiyen, desaprovechado), está exprimiendo en su casa, al estar solos él y su yerna, por supuesto, Marian (Cate Blanchett). Por ello, le ofrece un acuerdo "honorable", hacerse pasar por el hijo retornado (algo así como Martin Guerre II) y a cambio, se harán pocas preguntas del verdadero pasado de Robin y su séquito.
En este sentido, destacar a un buen Kevin Durand encarando a Little John que en vez de pelear con palos de madera en cauces del río, es otro de los veteranos del ejército de Ricardo. La cuadrilla está bien recreada, pero la camaradería y la lealtad podían haber sido menos forzadas. Teniendo en cuenta que muchos de ellos no se conocen, hubiera podido ser más viable (desde el punto de vista del argumento) que la unión se hubiera iniciado por otras dependencias (el miedo a ser delatados, que exijan que el trato a Robin sea extensible a ellos, etc). Conforme pasase el metraje, el espíritu de equipo quedaría menos alterado. Por el contrario, la devotio que le rinden a un Robin que se pierde día sí día también, no deja de ser tan emotiva como artificial.
Lo que aún se sigue intuyendo como una comedia desenfadada de capa y espada, choca con una trama secundaria potente pero no del todo bien llevada. Uno de los lugartenientes del rey (un Mark Strong que se está especializando en ser malo malísimo desde Sherlock Holmes), entra en relaciones con la Francia de Felipe Augusto. Espectaculares navíos con flor de lís y acento gabacho que hacen que los británicos hagan un poco las paces con Mel Gibson después de haberles derrotado tantas veces en la gran pantalla. Ahora pareciera que Scott hiciera una apología contra los galos, nos movemos en el marco angevino. En el lado de los "buenos" tenemos al veterano William Hurt y a la mítica Leonor de Aquitania (Eileen Atkins), que tratarán de que Juan haga algo más que montar a su nueva conquista (Lea Seydoux).
Robin y sus compinches (a los que incorporán al simpático Mark Addy, como el clásico padre Tuck) se verán involucrados en la lucha. En primer lugar decir que es lógico que cuando Strong y sus afrancesados compinches se meten en la refriega de impuestos, Robin y los suyos se vean obligados a plantar cara y defender a un pueblo desamparado de ley. Lo que sí me supuso una sensación rocambolesca fue el descubrimiento del padre del pícaro arquero y la famosa Carta Magna de los nobles a su monarca. Aquí la trama avanza a marchas forzadas y son las actuaciones las que mantienen cosas creíbles con otras directamente inverosímiles.
Con una fotografía preciosa y la buena mano del equipo creativo para las batallas en las elocuentes olas, Robin casi parecería una muy buena película si las secuencias se nos mostrasen de forma independiente. La lástima es que el hilo conductor flaquea, a mi parecer, los lores apuntan alto y su conspiración se esfuma y cuando vuelve a aparecer ya tenemos el liderazgo de Robin, aupado de la nada y sin que nadie objete. Una hermosa banda sonora (me ha llamado la atención de que no llamase a Zimmer, pero conste que Streitenfeld lo ha hecho muy bien) hace el resto. ¿Resiste esta epicidad no estar acompañada de palomitas?
La sensación que te deja ese final que debería ser el principio, es que hay muchas ideas buenas desperdiciadas, demasiados actores que merecían más y una trama amorosa que no llega a cuajar. A favor hay que hablar de la búsqueda de hacer una revisión del mito, una muy buena cinta alrededor del regalo... pero el resultado para tan maña inversión hace que te revuelvas demasiado de la butaca, algo malo pasa en una peli comercial cuando no te llegas a meter del todo.
O tal vez haya sido cosa mía, vayan ustedes a saber. De momento me limitaré a decir que Scott es un gran arquero, que acierta 9 de cada diez disparos...éste no era de los nuevos. A ver qué se saca del carcaj el genial cineasta la próxima vez.
No quiero parecer listillo, pero la verdad es que a mi esta versión me chirriaba desde el principio.
ResponderEliminarEn fin, al menos tiene pinta de entretener y cumplir el mínimo que se exige a toda película
A ver, amigo Francisco, entretener lo hace sin rubor. La lástima que que no aspira a más y no llega a ser del todo divertida a pesar del ornamento.
ResponderEliminarUna lástima, como bien titulas, tiro errado
ResponderEliminarMagistral crítica ésta que te has currado. Completamente de acuerdo en todo lo comentado mi gran amigo Marcos.
ResponderEliminarSin duda, estoy de acuerdo en que la historia marca unas fronteras en la primera media hora que, posteriormente no cumple o se desvía de ellas.
Flaquea en muchos aspectos pero podemos destacar, como tú comentas, un buen intento a la hora de intentar dar un giro a la más que conocida historia de Robin de los bosques, aunque al final, como bien comentas, se pierde un poco el norte con tantos frentes abiertos a la vez y no todos ellos verdaderamente necesarios (Is my opinion).
En fin, no me enrollo más. Sólo decirte que en esta crítica, lo has clavado al 100%. Además, muy bien desarrollada, como nos sueles tener acostumbrados.
Muchas gracias don Francisco. Siempre un placer verte por estas páginas. 1 abrazo.
ResponderEliminarPD: Apuesto a que en la siguiente Scott confirmará nuestras expectativas.