domingo, 31 de julio de 2011

EL UNIVERSO DE FRANCISCO



Recientemente pude hacerme con un ejemplar de "El universo de Ibáñez" durante una visita en muy buena compañía a la ciudad de Málaga. Con motivo de que el genial creador de Mortadelo y Filemón firmaba ejemplares en un centro comercial malagueño, no solamente tenía en mis manos un ejemplar del gran historiador del cómic patrio, Antoni Guiral, sino que encima estaba firmado por el homenajeado.
No deja de ser curioso que durante toda esta andadura del blog, teniendo una sección específica de cómics, la obra de Francisco Ibáñez no hubiera aparecido, sí mencionada en algunos casos (por ejemplo: "El invierno del dibujante"), aunque creo tener la explicación a esta supuesta afrenta.
La oferta de espacios en internet que ofrecen análisis de la obra de Francisco Ibáñez (nacido en 1936) es muy amplia, destacando blogs como el de Mortadelón, o el magnífico "Corra jefe, corra". Esto probablemente me haya convencido de embarcarme en otros géneros, debido a los excelentes y completos estudios que allí se realizan sobre el que finalmente fue el autor estrella de Bruguera y posteriormente de Ediciones B. Además, existen foros como el de la TIA que son verdaderos centros de debate de esta trayectoria, realmente longeva y exitosa. No obstante, publicadas en tantos lugares y revistas, las andanzas de los Rompetechos y Pepes Goteras y Otilios de turno, también debían honrar con su presencia a Amarcord.
Con su usual y solvente estilo, Guiral hace una recopilación que hará las delicias de los aficionados a este autor en general y, muy en particular, a los amantes de las tiras más desconocidas y páginas menos frecuentemente citadas del dibujante. Además, cada página presentada tiene un oportuno comentario al margen que ejerce la función de nota a pie de página o "detalles que quizás te hayas perdido".
Por ejemplo, su faceta como continuador de la saga "La Historia ésa vista por Hollywood", una verdadera delicia que empezó siendo creada por Manuel Vázquez (quien es considerado por Ibáñez como el autor más genial de tebeos españoles y a quien homenajeó y bromeó en su faceta de moroso irredento en no pocos de sus personajes ficticios, como el deudor de 13 Rue del Percebe, diseño de página genial que terminó inspirando el diseño de "Aquí no hay quien viva"), tiras de una sola página que con motivos de los personajes históricos y literarios de los que hablaban (desde Atila el huno a Hamlet), lograban sortear en la medida de lo posible una censura que verdadera dinamitó el potencial de muchos autores que hubieran podido hacer cosas realmente novedosas.
Entre las influencias artísticas de Ibáñez, por su cercanía, hay que sobresalir al ya citado Vázquez, de quien vivió desarrollando algunas ideas que el primeto tuvo (de la familia Cebolleta a la Trapisonda), pero muy especialmente, del cómic franco-belga, con mención especial a Franquin, de quien, como el propio maestro admite, copió algunas viñetas y estilo para el célebre "El sulfato atómico". A nivel de guión, Ibáñez tiene un sello propio, una gran capacidad para comprender el día a día de la vida cotidiana (las oficinas, las agencias, las relaciones malsanas entre los compañeros de trabajo y la mala uva intrínseca del ser humano con el prójimo).
Durante la lectura de este agradable recorrido que va desde sus personajes clásicos de toda la vida hasta sus encargos publicitarios de compañías como Pepsi, podemos comprender uno de los grandes atractivos del creador catalán. Ibáñez jamás se ha casado con nadie, de hecho, mucho podríamos criticar su continuado gusto por la repetición del gag y mecánico acomodo a no salir de una estructura cuando es consciente de que funciona ante el público, pero sus gamberradas, su corrosivo sentido del humor y su espectacular capacidad narrativa, provocan que en una cola de firmas de este autor, veamos desde una muchacha gótica que probablemente tuvo Mortadelo como su primera lectura hasta un abuelete que va con el nieto. Un espectro de público agradecido a esa incorruptibilidad de este genial hacedor de viñetas.
De cualquier modo, aún está por hacer la biografía de Francisco Ibáñez, aunque será tarea titánica para quien se disponga a emprenderla, incluso quitando la época más oscura brugueriana de los dibujantes "negros" y su pérdida de derechos de autoría del personaje, la producción y la bibliografía es tan extensa que parece hoy por hoy, un proyecto tan ambicioso como difícil.
De momento, disfrutemos de este académico, clásico y estupendo estudio de Guiral.
AMARCORD DE VACACIONES:
Parece mentira pero el blog ha cumplido otro curso más. Por motivos de vacaciones, no se dará la clásica entrada de novedad los domingos como viene siendo costumbre de un tiempo a esta parte, sin embargo, dicha inactividad solamente sucederá durante la primera quincena de agosto, si todo va según lo previsto, el domingo 21 de agosto tendríamos la ración semanal de entradas, en ese caso dedicada a una serie o producto televisivo.
No puede despedirme sin agradecer a los amigos que han tenido la gentileza de convertirse en seguidores de este blog, aquellos que han tenido a bien ilustrarnos con sus comentarios y también a los colegas y compañeros de trabajo que siempre se han mostrado interesados por el mismo, muchas gracias por el apoyo.
Felices vacaciones estivales y nos leeremos muy pronto.

domingo, 24 de julio de 2011

DE BORJA A BORGIA

La sensación que deja la pérdida de un artista está repleta de una gran tristeza, sin embargo, ese sabor se duplica si da la sensación de que ha dejado alguno de sus proyectos inacabados. Recientemente el mundo de la música se ha visto salpicado con la inesperada y prematura muerte de la polémica y brillante Amy Winehouse, con apenas 27 años de edad y todo un futuro por delante.
El caso de Mario Puzo es diferente aunque tiene algo en común. El brillante creador de la saga de los Corleone murió a una edad avanzada, con una amplia trayectoria a sus espaldas, no cortada antes de tiempo como le ha pasado a Winehouse. Pero en ambos casos, estoy seguro de que ella aún tendría en la mente la canción, como Puzo tuvo hasta el final de sus días la novela.
Hablo en singular porque este tipo de artistas siempre tienen el proyecto, esa obra que les consumiría mucho tiempo y que realmente estarían dispuestos a hacerlo gratis. Deformación profesional, ese canto de cisne que todos hemos pensado hacer cuando estemos jubilados o en algún rincón tranquilo con mucho tiempo libre. No sé cuál hubiera sido la canción de Amy, pero apostaría a que en el caso de Puzo fue los Borgia, para él, creo que esa novela iba a ser incluso más importante que la que luego supuso la saga de "El Padrino".
Las causas son fáciles de explicar. Una familia de origen valenciano se coló en la refinada Roma de la época del Renacimiento, no solamente cambiando su nombre al más reconocido Borgia, sino que colocaron dos Papas en la silla pontificia (con tan buena reputación que todavía hoy no se ha vuelto a dar un Santo Padre con sangre hispana), tuvieron importantes condotieros y mucho tiempo después de su supuesta decadencia, seguían produciendo santos y virreyes. No cabe ninguna doda de que un autor con el talento de Puzo podría sacar algo muy original e innovador de aquella familia, que ahora ha sido resucitada por un show televisivo con la mediática premisa de la primera familia del crimen.
De cualquier modo, los problemas de salud y otras obligaciones impidieron a Puzo acabar exactamente lo que estaba tramando, no cuesta imaginárselo en su mesa de escritura lamentando que aún no había acabado de darle forma a ese César Borgia agresivo y heroico que él concebía, esa Lucrecia que es el peón de las alianzas matrimoniales de su astuto padre Alejandro VI antes que la femme fatale que recuperó el romanticismo y después incluso el cine X. Usando a su mujer como confidente, Puzo fue apuntando las ideas y cómo desarrollaría la novela, dando indicaciones a su cónyuge y a su editor para finalizar el proyecto.
A pesar de la excelente labor de ambos, la sensáción que a día de hoy deja la lectura de "Los Borgia" es que estamos ante un borrador bien formado y con muchas sugerencias de lo que luego se hubiera plasmado como un capítulo más concreto. Y, desde luego, dudo mucho que nadie hubiera podido hacerlo mejor que Carol Gino y su esposa, pero es que hay cosas que debieron permanecer exclusivamente en la cabeza de Puzo y en ese sexto sentido que tiene ese tipo de escritores, cosas que ellos mismos no saben explicar pero que cobran forma cuando se ponen a redactar ante el folio en blanco.



La trama presenta algunos aspectos muy ingeniosos. La forma de tratar la célebre acusación de adulterio que siempre pesó sobre César y su hermana Lucrecia, es artística, aunque tampoco da la sensacíón de haber sido redonda. Muchos capítulos dejan la sensación de que deberían ser más extensos, que su forma de resolver el asesinato de Juan Borgia (para que nos hagamos una idea sería como que alguien asesinase al hijo primogénito del presidente de los Estados Unidos, dejase su cuerpo en las escaleras del Capitolio y saliera impune) es magistral, pero es destapada demasiado pronto. Contra el tempo tan excelsamente medido en "El Padrino", sorprende esa celeridad de algunas escenas.
Algunos momentos como los diálogos entre Maquiavelo y César, reflejan el indiscutible genio del autor y su gran destreza a la hora de componer personalidades fuertes, pero también capaces de grandes momentos de flaqueza y dudas. Una novela ambientada en una época fascinante de la Historia. Pese a ello, por los condiconantes comentados, creo que aún estamos a la espera de esa adaptación definitiva de un linaje confuso, hábil y amoral (siempre según unas fuentes que en no pocas ocasiones estuvieron bajo el control de familias enemigas como los Della Rovere) que nos haga pensar "Estamos muy próximos a comprender cómo fueron".
Pero eso no impide en lo absoluto disfrutar del canto de cisne de un gran autor y su círculo de confianza. Mientras besándose su anillo dorado y mirando el mapa de una península dividida en clanes mortíferos y en la órbita de Francia y Castilla y Aragón, hace, proyecta y urde ambiciosos planes para sus cuatro jóvenes hijos: el apuesto Juan, la preciosa Lucrecia, el pequeño Jofre y, muy por encima de todos, el brillante pero problemático César.


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martes, 19 de julio de 2011

EL SÍNDROME DE DEMÓSTENES



Sinceramente creo que la cosecha del pasado año solamente puede ser calificada de excelente. Hagamos memoria. "Cisne negro", una obra extraña, inquietante y arriesgada. "Valor de ley", un remake excelente y un western muy eficaz. "The Fighter", una intensa cinta de boxeo con magníficas interpretaciones... Y así unas pocas. Verdaderamente, el séptimo arte se ha portado.
Sin lugar a dudas, "El discurso del rey" merece ser considerada otra más de esas maravillosas obras realizadas el pasado curso. Sobria, eficaz, es un exponente de todas las virtudes que atesora el cine británico, recreando una época muy concreta, Gran Bretaña en víspera de la II Guerra Mundial, cuando al trono ascendía Jorge VI.
Al igual que el emperador Claudio según las fuentes latinas o Demóstenes, según nos narró Plutarco, el nuevo monarca tenía un problema de tartamudez que se podía tornar gravísimo en una figura que habría de dirigirse muchas veces a una gran masa de público. Colin Firth encarna con su solvencia habitual al joven duque de York primero, angustiado por los devaneos de su hermano Eduardo VIII, finalmente coronado como soberano en vísperas de unas horas cruciales para su nación.
Es muy curiosa la trayectoria de Colin Firth. Ciertamente, hay bastantes películas suyas que no estarían precisamente cerca de mi lista de favoritas, pero él siempre me ha parecido un artista de talento y muy consecuente a la hora de abordar sus papeles. Por ejemplo, en "El retrato de Dorian Gray", hace un maravilloso papel, pero ciertamente, la versión cinematográfica está muy lejos del maravilloso nivel del relato original de Oscar Wilde. Aquí, creo que el director, Tom Hooper, le ha sacado un rendimiento estupendo.
Buscando encontrar una solución, el aristócrata, siempre con el vital apoyo de su esposa (esa actriz de extraño pero innegable atractivo que se llama Helena Bonham Carter), terminará, casi como opción de descarte, por contactar con un peculiar profesor de curiosa metodología. Su nombre es Lionel Logue y es interpretado por un intérprete que no necesita presentación, Geoffrey Rush. La varita mágica que está teniendo en los últimos años este verano es una de las pocas demostraciones de justicia divina que existen en la actualidad. Aunque el doblaje en castellano es muy bueno, los diálogos entre Firth y Rush casi invitan a hacer el esfuerzo de verla en versión original. Son una delicia, tienen unos dobles sentidos y un acento extraordinario, una gozada.
Como es costumbre en la factoría inglesa, el elenco secundario tiene una calidad media muy estimable, sin ir más lejos, el mítico Derek Jacobi es el arzobispo. A partir de ahí podemos imaginar el mimo que han tenido los responsables del casting. "El discurso del rey" es una obra seria, con un matiz irónico, con la que te puedes identificar aunque no tengas sentimientos monárquicos, muy bien ejecutada y mejor interpretada, aunque, en otro rasgo que es también muy inglés, creo que no se arriesga en algunos aspectos y siempre se queda en una elegante neutralidad ante muchas cuestiones.
No desaprovechen los que no la pudieran ver en cartelera la oportunidad de verla. Merece muchísimo la pena. En otra época, hubiera podido ser dirigida por Frank Capra.

domingo, 10 de julio de 2011

EL PODER DE LA SANGRE



















Steven Spielberg es un nombre que a los buenos aficionados al cine hace esbozar una sonrisa de garantía. Ya sea ahora en el proyecto de la película de Tintín o en cualquier otra faceta, que él ponga su sello a un producto suele ser sinónimo de proyectos que pueden triunfar o fracasar, pero siempre son ambiciosos y con los suficientes requisitos de calidad.



Junto con el protagonista (Tom Hanks) con el que había regenerado el género de películas de la II Guerra Mundial, se decidieron a co-producir un proyecto televisivo para la HBO, con financiación nortamericana y británica, donde se narrarían los avatares de la Compañía Easy. Basándose en las prosopografías de de Stephen Ambrose sobre los integrantes de dicho núcleo militar, el programa trataría de ser una recreación fideligna que permitiera a los espectadores ver el día a día y la vida cotidiana de los jóvenes soldados enviados a Europa durante la última fase de la contienda.
La serie pronto cuajó a la perfección en el mercado estadounidense por motivos obvios, asociaciones de veteranos, descendientes de los protagonistas... Aunque el programa acentuó algunas situaciones y buscó un mayor dramatismo, su rigor histórico, especialmente en materia de armamento y escenarios. Incluso podríamos decir que este factor es uno de los hechos que hacen que sea una serie que pueda generar cierto aburrimiento en aquellos espectadores no fascinados por la historia bélica, ya que el asalto a una posición puede durar perfectamente todo un episodio, en un ejemplo de tiempo real, pero no precisamente el método para obtener un generoso share.
Hoy, varios años después de su estreno, es innegable su relevancia e importancia. Abrió de nuevo la ventana de las series históricas, siendo su heredera "The Pacific" solamente la más evidente de las muchas influencias. De cualquier modo, igual que le ocurre a esa gran película que es "Salvar al soldado Ryan", uno hecha en falta un poco más de leyenda negra a la hora de hablar del bando de los Aliados, aunque se muestran venganzas personales contra los colaboracionistas en los Países Bajos o el maltrato a algún prisionero de guerra, da la sensación de que hay una versión muy light de lo que verdaderamente debió de sentir un soldado atrapado en aquel infierno.



Lo cual no quiere decir que uno vaya a subestimar (en lo más mínimo) el papel de aquellos pobres reclutas, generalmente arrancados de la tranquilidad de sus pueblos y que ninguna culpa tenían, para batallar contra uno de los regímenes más atroces que jamás se forjaron en el Viejo Continente. Sirva como muestra el capítulo donde la compañía Easy entra en persona a un campamento de concentración, en una procesión macabra donde al fin comprenden que esas rumorologías sobre lo que les están haciendo a judíos, gitanos y otras minorías es totalmente cierto.
A nivel artístico, "Band of brothers" recolectó 19 premios Emmy. Siendo honestos, es una serie que siempre he podido ver con agrado, me ha interesado mucho, especialmente a nivel histórico, pero tengo que decir que también tiene un exceso de densidad que quizás yo creo que radica en que no da un momento de tregua en las trincheras, y a veces hay que distinguir entre el documental y el entretenimiento. "Save Private Ryan" era igual, pero es solamente una película, que se ve con un nudo en la garganta, pero decenas de episodios de la misma temática y que no ofrecen otra perspectiva hacen que uno lo considere un plato que se tomaría con gusto una vez cada cierta considerable capacidad de tiempo, por temor a repetir.
Una humilde recomendación para aquellas personas que no la han visto pero que se dispongan a hacerlo, es que pese a que la labor de doblaje es buena, merece muchísimo la pena que la vean en versión original. Los diversos tipos de acentos y la forma de expresarse cuadran a la perfección con la zona de procedencia de cada uno de los miembros de la Compañía. El reparto es muy competente, aunque creo que falta verdaderamente un protagonista o un verdadero hilo conductor entre tanta coralidad, a veces incluso es un poco confuso el vaivén de personajes.
El éxito innegable de las desventuras en uno de los acontecimientos más trascendentales de la Historia Contemporánea, de ese grupo de soldados norteamericanos, es impagable en el sentido de que demostró que era un género que podía tener su hueco en el espacio televisivo, cosechando buenas críticas y rendimiento.Muy recomendable, con posibles momentos de cierta aridez.

domingo, 3 de julio de 2011

LA RE-DEVUELTA DEL RE-DEVUELTO



A pesar de que se ha convertido en un evento prácticamente anual, la llegada de un nuevo cómic de Pafman a las estanterías de las tiendas de cómics siempre es una noticia recibida con mucho agrado.
Junto con Juan Carlos Ramis, Joaquín Cera, creador de Pafman, es el último exponente de la época Bruguera. En definitiva, dos herederos que tuvieron la mala fortuna de nacer más tarde de la cuenta o, quién sabe, de no haber hallado continuadores o compañeros de generación con los que desarrollar hasta cotas más altas sus considerables talentos.
De todos los personajes que creó Cera durante su adandura en revistas como "Súper-Mortadelo" o "Zipi y Zape", Ediciones B le ofertó la oportunidad de darle un retorno a Pafman, el súper-héroe más tonto de Logroño, quien en vez de Robin, cuenta con un gato parlanchín, mezcla de científico con ideas de bombero. La apuesta editorial de momento ha permitido que sigamos disfrutando de las andanzas de este personaje, no del todo conocido a nivel nacional, pero de culto para quienes siguen sus viñetas, debido a un humor absurdo descabellado que viene a ser un giro más de tuerca a lo ya postulado por maestros como Vázquez o el propio Ibáñez, aún en activo.
Algunos de los nuevos albumes, como "Pafdark" o "1945" bien pueden haber sido algunos de los mejores tebeos que haya leído en los últimos tiempos. Esta nueva aventura, "En la Tierra Mediocre", ha supuesto un cambio de formato con el que no estoy de acuerdo. Cera es un dibujante muy detallista a quien el color ayuda, especialmente en esta obra, las escenas de multitudinarias batallas y los homenajes al universo de Tolkien, merecían todo el apoyo posible, no un blanco y negro que verdaderamente deja la sensación de desmerecer el verdadero resultado que se podía alcanzar.
Con todo, esta nueva numeración en la azarosa trayectoria editorial del personaje, tiene también una ventaja innegable, igual que sucedía con las Bibliotecas Marvel hace unos años, te puedes llevar muchas páginas a muy buen precio. En concreto, 90 páginas inéditas, lo cual no está nada mal, la verdad sea dicha. El argumento de Cera aquí es menos original de lo que acostumbra, centrándose en una parodia del universo de la Fantasía Heroica, muy al estilo de lo que hizo Futurama con "El gran juego de Bender".
Pese a lo dicho, Cera tiene la gran ventaja de que, contando lo que cuente, tiene una gran virtud, un gancho demoledor, su capacidad para gags ágiles y diálogos estupendos, en muchas ocasiones sin sentido. Asimismo, demuestra su perspicacia al brindar una resolución ingeniosa del desaguisado y tomando un sendero propio, no limitándose a hacer desfilar a su protagonista por su parodia de la Tierra Media (que también).
En definitiva, como algún día tendremos que morir vivos, hay que darle una oportunidad a Cera para seguir divirtiéndonos con ese paladín, un Sir Pafman que sigue tratando, hoy y siempre, de resistir al invasor que quiere quitarle de su merecido asiento como heredero brugueriano de pro. Que no tengamos que esperar otro año para gozar de cosas inéditas de Pafman.