Y fue la noticia. Celda 211, el magnífico thriller carcelario que hasta entonces pensábamos que solamente se podía hacer en Estados Unidos, se coló con merecimiento en la fiesta del cine nacional, veni, vidi, vinci. Los ocho bustos del artista son la constatación de un éxito. Quizás, un poco exagerado, siempre suele suceder, tal vez hubo el típico desequilibrio, pero bueno, como dicen por ciertos lares: Solamente podía quedar uno.
Junto con el de mejor película, casi siempre el más codiciado, creo que hay uno que será para exhibir y hasta contar a los nietos por el ganador. Luis Tosar ha usado su talento y el regalo que era un personaje como Malamadre para batir un triunvirato de ensueño: Ricardo Darín, ese artista argentino al que parece que alguien le puso una varita mágica y le dijo: "Vas a actuar y lo vas a hacer como nadie", al camaleón de camaleones, Jordi Mollá y, al sorprendente De la Torre, dando su do de pecho en "Gordos". Lo cierto es que si cualquiera de los cuatro se hubiera llevado al gato al agua, pocos peros habría que ponerles, pocas veces se ha juntado tanto talento y menos polémica había en los seleccionados. Fue el premio que vi con mayor interés.
El maestro de ceremonias fue el monologuista y showman Andreu Buenafuente. Poco vamos a descubrir aquí de Andreu, rápido, sagaz e irónico, no obstante, me parece que en la gala se mostró menos corrosivo de lo que acostumbra, llegando a usar cosas muy trilladas. Lo más (por lo menos a mi modesto juicio) irritante fue la manía de lanzar guiños,no por el hecho en sí, sino porque quedaba más que patente la simpatía que siente por algunos (su complicidad con Resines u otros que han estado en su programa era evidente), lo cual se parece a cuando un profesor que se supone que es para todos se limita a atender las preguntas de ciertas bancas. Aunque Buenafuente siempre despierta sonrisas y sus momentos con la Sardá fueron de lo mejor. ¿Y en la pasarela? Decir que aún estamos lejos de lo bueno y lo malo de Hollywood, algunos de nuestros artistas siguen queriendo el distaciamiento pero si el glamour, pero tampoco se prestan a dar mucho juego a la hora de entrevistas. Me parece muy respetable ese celo, pero en ese caso no puedes pretender estar en el foco de las cámaras, pero solamente cuando te interese lucir vestido. Si quieres que solamente se hable de tu trabajo, que es de lo más digno, pefect, pero no se puede estar en misa y replicando. Pero vamos, que en cuanto a los más elegantes, que elijan las señoras (o los señores que entiendan de belleza, cuidado, que yo no lo hago porque carezco de gusto en este apartado), pero para mí, fijense, con poco ornamento, me sigue seduciendo más Kira Miró apareciendo en el sketch preparado por Andreu, y es que, para un servidor, esta actriz estaría radiante cubierta de harapos, a todo esto, ¿por qué nos quitaron "Gominolas"?
El honroso segundo puesto cayó en Ágora, de Alejandro Aménabar. Este director, auténtico niño prodigio del cine español, que nos dejó a todos boquiabiertos (sus arranques con Tesis, Abre los ojos, Los Otros, etc) con su fulgurante salto a la palestra, ha cedido ante el drama carcelario, pero se va con siete. Modestamente,aunque nunca diría que Ágora es un mala película, señalar que nuevamente hubo desigualdad. En especial me llamó la atención el casi visceral castigo a "El Baile de la Victoria" de Fernando Trueba, sin dudas, la gran perjudicada de la noche. Cierto es (espero sacar hueco y colocar una breve reseña de la cinta) que es una obra con muchos flecos,pero inmerecido ostracismo. Asimismo quizás se haya castigado demasiado a una obra con final tramposo pero una apuesta muy valiente, "Agallas", que, aunque desde luego no merecía ganar, quizás debió colarse en más listas como candidatas, como guiño a haber intentado hacer algo que aquí no se estila.
La gran machada de la noche la protagonizó Lola Dueñas, cara femenina de "Yo también", auténtico órdago a la grande y políticamente incorrecta, que desbancó a sus ilustres rivales, destacando la principal favorita, Penélope Cruz, que apareció por primera vez en el solar hispano con Javier Bardem (noticia que para muchos habrá sido lo principal de esto Goya, reconozco que a mí tampoco es que me quitara le sueño, aunque por chismorrear algo, decir que vi a Bardem mejor, más en la fiesta que una Penélope fríamente distante, algo que, a mí errado ojo, le pasó a Paz Vega, guapísima como siempre pero tampoco en su momento más emotivo, la verdad). El premio a mí me parece muy oportuno para recompensar a esta excelente representante (además, me gustó mucho su discurso, humilde, elegante y sobre todo, por el guiño final a su compañero de aventuras), y, al igual que con Tosar, creo que podrá enmarcar la victoria por los rivales que le tocaron en semifinales y finales.
Pese a todo lo dicho, el ganador de ganadores, fue el nuevo director de la Academia, Alex de la Iglesia, un tipo a quien hay que conocer, por lo menos su cine que es de calidad y de erudito irreverente, con vena freak. De la Iglesia logró reconciliar, para sorpresa de muchos, a la Academia con Pedro Almodóvar, tras una auténtica Guerra Fría. "Tenéis un director muy pesado", afirmó el manchego, pero Alex sonreía como quien sabe que con este movimiento se ha relanzado como figura a tener en cuenta. Creo que se puede esperar bastante de él como cabeza visible de la Academia, su amor por este arte es indiscutible, aunque temo que las exigencias del cargo y el politiqueo le alejarán de hacer cine propio... y eso es una pena, ojalá me equivoque.
No fue oro todo lo que relucía. Como bien me apuntó Easmo hace poco, tenemos un gran desconocimiento de lo que hacemos en animación, muchas veces no conocemos ni los nominados, no copan los titulares y estamos en pañales en un campo donde los estadounidenses y los japoneses, sin ir más lejos, nos pegan una patada, pero lo que más irrita es que, no pocas veces, las cabezas pensantes y los dibujantes los tenemos, falta apostar por ellos. Ambivalente me dejó lo de "Actriz Revelación" a Soledad Villamil, ¿de verdad no conocían a esta fabulosa actriz argentina? En fin, sé que se haría con buena fe, pero teniendo en cuenta las tablas que ya tiene, casi mejor que no pudiera ir a recoger el premio, no sabía ya uno como interpretarlo.Ah, y no se preocupen "El Secreto de sus ojos" pagó la pena de ser la extranjera, pero es un titán y cruzo los dedos porque en los Oscar simplemente la traten como se merece... en ese caso arrasará.
En conclusión, con agradables sorpresas, pequeñas decepciones y quinielas acertadas, Los Goya volvieron a estar a un nivel medio-alto que complace, aunque no nos quitamos el autocomplejo con los USA. Y es que, esto es muy importante, muchas de las cosas que no me gustan de este tipo de ceremonias (pompa y boato más que el cine per se), se aplican a la par a los Oscar... que tiene seis ponches. Pero bueno, eso es ya otra Historia...